Roberto Fernández, titular de UTA, se dedica cada vez menos a defender y proteger a los choferes; y cada vez más a aumentar su patrimonio, según denuncian los opositores del mismo gremio.

Conflictos escalados

Hace tiempo que los choferes de UTA vienen elevando reclamos al gremio para que se reconozcan las condiciones de trabajo y sus derechos. Miguel Bustinduy, exmiembro del consejo directivo, califica al conflicto como una “olla de presión”.

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De acuerdo a sus palabras, durante la gestión de Mauricio Macri y de la mano de Roberto Fernández, los trabajadores de UTA han sido precarizados: sin atención en la obra social, sin reconocimiento de las cargas salariales, entre otras cosas.

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El 16 de diciembre del año pasado el conflicto estalló con la toma de la sede de la Unión de Tranviarios Autónomos.

“Nos manifestamos para recuperar lo perdido porque la verdad que como trabajadores no nos sentimos representados por Roberto Fernández”, Horacio Rodríguez, exchofer MOTSA.

Empresas familiares

Según denuncian los trabajadores del gremio, mientras hay choferes que cobran muy por debajo de lo debido, la familia del secretario general de UTA incrementa su patrimonio a través de empresas de su propiedad.

Silvia Antonia Bevk, esposa de Fernández, entró al gremio como una trabajadora más. Sin embargo, ahora figura al frente de 3 empresas.

“Nosotros en la UTA nos conocemos todos porque hace años que trabajamos. Sabemos cómo entramos y quiénes eramos”, Miguel Bustinduy.

Es presidente en FERBEK S.A, empresa textil que supuestamente debería proveer de uniformes al personal del gremio. Eso nunca ocurrió.

También figura como presiente en CALEMA S.A, una empresa agropecuaria que se dedica a la explotación de 1.600 hectáreas de su propiedad en Carlos Casares. Finalmente, es directora suplente en TRAFERSA S.A, otra empresa dedicada al agro.