Tras la firma de acuerdos entre el Gobierno Nacional y el Fondo Monetario Internacional hubo polémica por los términos acordados y las formas en que se realizaron esas reuniones. Las discusiones en el partido gobernante generaron controversias; y la oposición emitió duras criticas. Pero, en el llano, el ciudadano común está preocupado por vivir el día a día.

En Corrientes, una de las provincias más pobres del país, vive Mabel Mareco.

Ella tiene 52 años. Había iniciado la carrera de medicina, la que cursó exitosamente hasta el quinto año, cuando tuvo que abandonar para trabajar como enfermera y así colaborar con la economía de su hogar.

Hace 25 años está casada con Rubén, con quien tuvo dos hijos, Lucila, 20 años y Andrés, de 16 quien es tratado por un leve retraso madurativo.

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La familia vive en el barrio Quilmes, a escasos metros de la fábrica de la cervecería que está instalada en esa zona periférica de la ciudad de Corrientes.

Desde hace cinco años Mabel sobrelleva un tratamiento contra el cáncer, el cual le dificultó tener regularidad en el trabajo. Ahora está desocupada.

“Quiero seguir mis estudios. Me faltan seis materias para recibirme de médico. Me fui a hablar en la Facultad de Medicina de la Unne, donde cursaba y me dijeron que tendría que asistir a clases. Es mi sueño terminar mis estudios, para poder tener un trabajo, para hacer lo que me gusta”, dijo Mabel.

El lugar en que vive es un rancho hecho de costeros, machimbre y chapas. Lo hizo con mucho esfuerzo en un terreno fiscal cuando la barriada era un campo.

Cuando habla de economía sólo piensa en que las acciones gubernamentales deben estar orientadas hacia el bienestar de la población. “Yo no tengo trabajo. Pienso que los políticos tienen que hacer cosas para que la gente tenga trabajo y viva bien. Si no tenemos trabajo ¿de qué vamos a vivir?”, opina.

Respecto de las negociaciones con el Fondo Monetario, sostiene que no conoce de qué se trata, pero recuerda la palabra “default” y rememora épocas a las que no quisiera volver.

Mientras, en un obraje al costado del río, Ramón fabrica ladrillos. Está en pareja con Cinthia y juntos tuvieron seis hijos. Ella lo ayuda en el trabajo.

Cuando no puede comercializar su producción sale con un carro a juntar cartones, pero en ocasiones tiene problemas porque la Municipalidad de Corrientes persigue a los cartoneros y les quita los carros con los que se movilizan.

Desde su punto de vista “los políticos no saben cómo viven las personas. Y si saben, deben ayudar a los que necesitan”, opinó.

Recuerda que en épocas de campaña electoral los barrios reciben a los candidatos que realizan actos y los escucha, pero afirmó que “los políticos prometen y después se borran”.

Lo que le pide el presidente Alberto Fernández es “que se fijen en la gente. Que no se fijen en los de arriba, porque los de acá abajo no tenemos ni para comer”.