Actualmente, el Estado no dispone de muchas herramientas para bajar la inflación. Las viejas recetas de control de precios y los acuerdos circunstanciales no parecen servir de mucho. Si el Estado dispusiera de empresas que produjeran los artículos de primera necesidad, como alimentos y productos de higiene, podría competir en el mercado con precios más bajos. Un ejemplo similar de esto es lo que ocurrió en la municipalidad de Marcos Paz, donde se articuló una cooperativa láctea que logró vender la leche a menos del 50% del valor que ofrecían otras empresas.