El menor que atacó y dejó en coma a Arturo López, el playero de 66 años, sigue prófugo a pesar de que hay una orden de detención en su contra. Una vez más, en la sociedad argentina se hacen visibles las distinciones de clase: los sectores acomodados se creen impunes y parece que las obligaciones ante la Juticia fueran una opción. El castigo, siempre para los más vulnerables.