Era un empresario del club de la obra pública y beneficiario de concesiones millonarias de corredores viales. Cayó en la volteada de los Cuadernos, donde afirmó haber pagado fortunas en coimas durante cinco años. Sin embargo, en el mismo mes en que prestó declaración ante Bonadío, el gobierno de Macri le renovó la concesión vial a otra de sus empresas. Negocio que todavía sigue disfrutando (y facturando). Enterate en esta nota de quién estamos hablando.

Si el tipo afirma que todos los meses, durante un plazo de dos años enteros, debió echar mano a sus ahorros para pagar "religiosamente" una coima de 25 mil dólares para "no tener inconvenientes" con su concesión vial. Si lo declaró abiertamente ante la Justicia. Si asegura que tenía que poner los fondos de su bolsillo porque si los sacaba de la empresa no iba a poder "blanquearlos". Si declara que el pago de estas sumas no fue con contraprestación alguna. ¿Qué es?

Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado

Si un empresario está diciendo todo esto... ¿cómo le llamaríamos?

Correcto. Un coimero. Un tipo que podrá poner todas las excusas que quiera, podrá declarar que pagaba exigido, podrá decir que no le quedaba otra. Que lo apretaron. Lo que sea…

Lo que nunca podrá hacer es decir que no sabía que lo que estaba haciendo era un delito.

Bueno, estamos de acuerdo entonces.

El tipo del que te estoy hablando se llama Miguel Marcelino Aznar. Era dueño de la empresa VIAL 3 s.a., que tenía desde 2003 uno de los corredores viales más importantes del país. Se trataba del Corredor Nacional 3, conformados por la ruta nacional 9, en su trayecto que va de Campana a Rosario; la Ruta 11, desde San Lorenzo hasta Puerto Reconquista; la autopista Rosario-Armstrong y algunos tramos de las rutas 188 y 19.

Además Aznar presidía la comisión de Corredores Viales dentro de la Cámara Argentina de la Construcción.

Años después una de las UTEs que conformó ganó una licitación para participar de la Unidad Ejecutora de Saneamiento de la Cuenca del Riachuelo, aquella vieja gesta ambiental encabezada por la recientemente condenada Romina Picolotti.

Fue en 2008. Y a poco de comenzar la obra, según afirma el propio Aznar, accedió al pedido de un funcionario para abonar 50 mil dólares. "Me explicó que si quería que fuese todo bien con la obra de ampliación, teníamos que pagar", declaró, confirmando el pago en efectivo.

Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado

Al margen de la idea que se pueda tener sobre la Causa Cuadernos y la manera en que el tándem Stornelli-Bonadío obtuvo testimonios de los que no quedó registro fílmico (como lo exigía la ley) sino simplemente lo escrito, lo cierto es que por voluntad del propio Aznar, todavía no cuestionada, el tipo se reconoce y se admite como un consagrado paga-coimas.

¿Cuál sería entonces el problema?

El problema es que estos tipos nunca se corrigen. Se reciclan. Por eso hoy Aznar sigue siendo parte del club de la obra pública en Argentina. Y sigue currando con los corredores viales.

Sí, un empresario que confesó haber pagado coimas mensuales de 25 mil dólares durante dos años, hoy es presidente de la empresa Corredor de Integración Pampeana s.a. (CIPSA).

Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado

Y esa firma tiene a su cargo -entre otras- la concesión de la Ruta Nacional N°188, que atraviesa toda la provincia de Buenos Aires, con peaje en Junín, correspondiente al Corredor Vial N°2.

Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado
Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado
Pagó coimas, se “arrepintió”, pero sigue viviendo de las concesiones del Estado

Obviamente, el señor Aznar no será la cara visible de CIPSA. Pero sigue formando parte de UTEs que se han hecho acreedoras de millonarias obras de infraestructura con el actual gobierno nacional.

Sí... un coimero... confeso... que sigue construyendo para el Estado y enriqueciéndose con sus jugosas concesiones.