La Comisión Provincial de Derechos Humanos de Corrientes denunció el 1 de febrero, que la Policía de esa provincia “mató a golpes” a un hombre que había demorado en la calle. El caso se suma a un cúmulo de hechos fatales que involucra a efectivos policiales y que la Justicia provincial no investiga.

La institución denunció que Luis Miguel Prado,  de 28 años de edad, “fue  demorado y golpeado por personal policial  en  jurisdicción de la  Comisaría 5ta de Corrientes capital, el sábado 22 de enero y falleció en el sector de terapia intensiva del Hospital Escuela de esa ciudad, el domingo 23”.

Según se pudo reconstruir, el hecho ocurrió en la madrugada del sábado 22 de enero, en el Barrio Güemes, muy cerca del domicilio de la víctima, donde “fue  levantado por personal policial tras algún supuesto altercado callejero”.

Según la denuncia, “la familia lo vio a las dos horas, en la comisaria, sucio. Los policías lo habían mojado con una manguera mientras estaba esposado de pies y manos, muy lastimado y sin tres dientes”.

Otro pibe muerto: denuncian que lo mató la Policía de Corrientes

Marcha en contra de la violencia policial

La madre pudo tomar contacto con él a las 03.30 del día 23, porque un patrullero de la Comisaría la había ido a buscar a su casa para que lo retire de la Unidad policial, pero sin dar aviso de su detención a la Fiscalía en turno.

“No podía moverse por sí mismo. Tenía dificultades para respirar”, denuncian. En la charla con su madre Prado denunció que la policía lo había golpeado “en un confuso e irregular procedimiento”.

Debido a su delicado estado de salud, fue trasladado en un móvil policial al Hospital de Salud  Mental, “donde la camioneta policial lo dejó abandonado”.

Esto llama la atención, porque la Comisaría Quinta se ubica frente al Hospital Carmen Iglesia de Llano.

Los médicos del Hospital de Salud Mental, al verlo lastimado y sin recursos para socorrerlo, lo trasladaron a su domicilio en una ambulancia.

Una vez en su casa “cayó en estado de shock por lo que debió ser internado en terapia intensiva del Hospital Escuela donde falleció el domingo  23 de enero a las 7 de la mañana”, denunciaron.

Según informaron, la autopsia realizada por el Instituto Médico Forense determino que su muerte se produjo por colapso cardio respiratorio, etiología en estudio.

La Comisión de Derechos Humanos informó que “alguno de los interrogantes que la familia espera que la Justicia esclarezca -ni bien se constituyan como  querellantes en esta  muerte caratulada como dudosa-, es por qué la policía  rápidamente  buscó a la familia para que lo retirará de la comisaria”.

El interrogante que plantean es: “¿se les fue la mano en la golpiza y querían sacarse el problema de encima, cuanto antes?”.

Lo que hacen notar es que “este accionar demuestra lo peligroso de las “demoras” en sede policial, donde no hay causa ni contralor de por qué la policía  te detiene. Y está claro que puede disponer de la vida de las personas, de la integridad, la libertad y determinar si golpea, libera, manda al hospital o hace lo que quiere con los demorados”.

La situación se da porque la normativa provincial habilita a la Policía a actuar de manera violenta y sin control.

En menos de dos meses en Corrientes ya se denunciaron al menos dos muertes a manos de Policías. En noviembre, Lautaro Rosé, de 18 años, fue perseguido por efectivos policiales hasta el borde del río Paraná y lo obligaron a arrojarse al agua. El joven murió ahogado. La Justicia imputó a once efectivos, pero paralizó la causa. No hay detenidos.