Es la cadena líder en comida “saludable” en Córdoba. Una parte de su personal está mal registrada; otra parte trabaja dentro de una “cooperativa” que, según los trabajadores, en febrero facturó más de 2 millones de pesos, aunque ahora les dicen que está “quebrada”. Deben sueldos desde marzo y aportes desde febrero. Además, dejaron de pagar los monotributos de los empleados de la cooperativa. Los incitan a gestionar créditos personales de los que prometen hacerse cargo a pesar de “estar fundidos”. Hay plata para cerrar renuncias exprés, pero no para pagar sueldos. Los dueños de la empresa no dan la cara, mientras emprenden jugosos negocios inmobiliarios. 

Vía Verde es una marca consolidada hace años en el mercado de la comida rápida vegetariana. Cuenta con varias sucursales en los shoppings más importantes de la Ciudad de Córdoba y otras tantas franquicias en distintos puntos del país.

La empresa posee su propia fábrica de productos y aparte tiene otras dos marcas de comida rápida: Pampa Mía y Vía Pizza.

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Se trata de una empresa que hasta antes de la cuarentena facturaba varios millones de pesos al mes, cuyos dueños viven en lujosos barrios privados y en plena crisis se expanden en el negocio inmobiliario vendiendo terrenos por decenas de miles de dólares en las zonas turísticas más cotizadas de la provincia, pero alegan que su empresa no tiene fondos para afrontar las obligaciones con sus empleados que, como si fuera poco, obligan a trabajar en condiciones precarizadas.

Emprendimiento de Gustavo Abdón, dueño de VíaVerde, en Villa General Belgrano.

Miti-miti

La cadena de comida vegetariana se vio obligada a cerrar durante la cuarentena y recibió el subsidio de parte del estado que cubre el 50% del sueldo de sus empleados. Sin embargo, la mayoría del personal se encuentra irregularmente inscripto en AFIP y eso impide que puedan acceder a cobrar su sueldo como corresponde, ya que el Estado deposita según el trabajo registrado.

De acuerdo a los empleados, sólo están registradas la mitad de las horas trabajadas. Además, algunos no fueron correctamente inscriptos en ANSES, por lo que no han podido percibir ningún monto durante estos meses.

Recibos de sueldo en blanco y en negro.

Consulta en ANSES por inscripción a subsidio.

Por su parte, la empresa se niega a abonar el 25% del sueldo restante y algunos trabajadores denuncian que les deben vacaciones y sueldos desde marzo, cuando todavía no había pandemia ni cuarentena.

Peor aún: hay casos verificados de empleadas que no registran sus aportes realizados desde el mes de febrero, lo que provocó que desde su obra social les rechazaran las solicitudes de atención médica por falta de aportes.

Consulta de aportes en línea.

Rechazo de autorización por falta de aportes.

A lo largo de estos últimos meses, los trabajadores estuvieron asistiendo a reuniones de trabajo en donde el gerente de la empresa, Maximiliano Del Torchio, y la presidenta de la cooperativa, Emilia Namur, insistían en que la empresa no contaba con ningún tipo de fondos para afrontar el pago de los sueldos.

No obstante, los empleados señalan que se trata de un argumento absurdo, y aseguran que hace apenas menos de un año, el mismo contador celebraba en el grupo de trabajo el incremento de las ventas por grandes cantidades.

Mensaje del gerente de Vía Verde a los empleados.

En estas reuniones, a las que, como era de esperar, los verdaderos dueños de la empresa, Gustavo Abdón y Patricia Morel, no han asistido, sus representantes han buscado en todo momento presionar a los trabajadores para cerrar acuerdos de renuncia por montos irrisorios, que en algunos casos no alcanzan a igualar un sueldo completo.

No hay fondos para pagar los sueldos, aseguran. Pero sí para cerrar despidos exprés. La empresa parece más apurada por deshacerse de las obligaciones frente a sus empleados que por cuidar sus recursos humanos.

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“En ninguna de las múltiples reuniones se llegó a soluciones viables”, relataron los empleados a la producción de ADN PERIODISMO FEDERAL, pidiendo lógicamente reserva de sus nombres por razones obvias. En ese marco, los trabajadores denuncian que de esta manera “sólo se intenta dilatar el conflicto para forzar” a que los trabajadores terminen cediendo y que renuncien ante las condiciones de necesidad.

Fraude laboral

No obstante todas las irregularidades anteriores, quienes más sufren las consecuencias de la precarización laboral son los trabajadores de la sucursal ubicada en el centro comercial Dinosaurio Mall, uno de los más grandes de la Ciudad de Córdoba.

Allí se ubica el más grande y próspero de los locales de la cadena de comida vegetariana que, en febrero pasado antes de la crisis por el coronavirus, cumplió el objetivo de ventas establecido y facturó más de 2 millones de pesos, según informaron los empleados.

Planilla de objetivo de ventas de la sucursal de VíaVerde en Dinosaurio Mall correspondiente a enero de 2020. No son ventas realizadas, sino proyecciones en base a ventas de períodos anteriores.

Sin embargo, al menos en los papeles, todos los dependientes de esa sucursal figuran como que trabajan en una cooperativa que le “alquila” todos los bienes y le “compra” todos los productos a la empresa VíaVerde.

La cooperativa no posee nada, no tiene ningún tipo de patrimonio ni bienes. Ni siquiera las heladeras. Por eso es que los trabajadores de esa sucursal denuncian que en realidad se trata de un fraude laboral y que de hecho se encontrarían en relación de dependencia, claramente encubierta.

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Y para que no quede duda alguna, los representantes de la cooperativa son el mismo gerente y la misma contadora de la empresa. Son ellos quienes “gentilmente” ofrecen las explicaciones (léase excusas) en las reuniones de la cooperativa.

Y entre esas “explicaciones”, aseguran que la cooperativa se encuentra lisa y llanamente “quebrada” y con abultadas deudas ante su “proveedor”. ¡Sí, VíaVerde! (es decir, que los trabajadores le deben fortunas a sus patrones todo a cambio de una ficción laboral que les permite ahorrar fortunas en cargas patronales y costos administrativos).

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Nuevamente, una situación de precarización laboral previa a la crisis es la que termina poniendo a los trabajadores en situaciones de absoluto desamparo, y de paso los vuelve incapaces de acceder a cualquiera de las asistencias que el Estado dispuso. Eso se debe a que debido a que no se encuentran en relación de dependencia, la empresa no puede acceder al subsidio del 50% de su sueldo. Y como son monotributistas se les dificulta el acceso al IFE. Impunidad absoluta para los dueños, desamparo total para los trabajadores.

Y para peor: desde la administración han dejado de realizar los pagos de los monotributos de los “cooperativistas”, generando así deuda de los propios trabajadores con el Estado.

Consulta de deuda en AFIP.

¿Cuál fue la respuesta ante los reclamos de los trabajadores? Sólo atinaron a proponerles que gestionen por sí mismos los créditos para monotributistas a tasa 0% de interés. “En una de las reuniones, los contadores nos aseguraron que cuentan con ‘montos encapsulados‘ para cubrir hasta $35 mil pesos del crédito por cada empleado”.

Sin embargo, no pudieron contestarles por qué no les podían pagar sus sueldos con esos montos “encapsulados” en vez de obligarlos a tener que endeudarse ellos mismos (y, claro, tener confiar en que los contadores de la “cooperativa” cumplirán su palabra y se harán cargo del crédito que comienza a cancelarse en diciembre).

Precarización laboral: una oportunidad para algunos

Nuestro país no ha sido la excepción en la crisis económica que ha propiciado un golpe letal para una enorme porción del sector empresarial y laboral en todo el mundo. Muchas empresas y emprendimientos se vieron obligados a cerrar por no poder afrontar sus gastos.

Pero esta discusión es diferente, ya que pone de manifiesto la enorme deuda del mercado laboral con el cumplimiento de los derechos de los trabajadores, que son históricamente los que más sufren las crisis.

Es este tipo de contextos el que priva a los trabajadores precarizados de acceder a los mecanismos de asistencia, justamente por las mismas irregularidades bajo las cuales los empleadores los obligan a trabajar. Es decir, son doblemente víctimas. Y es también por esas mismas condiciones que los empleadores pueden desentenderse fácilmente de sus obligaciones. Ganaron antes, ganan ahora. Es lo que se llama un win-win.

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En otras palabras, los condenan al abandono y a la depredación de la lógica capitalista que dice que cuando funciona para generar valor, se usan, y cuando no, se tiran. Contra este impulso del capitalismo es que el Estado tiene que estar presente para regular.

Para algunos, es ley: acumular las ganancias y socializar las pérdidas.