Mirá a quién multás, Macri…
En la Villa 31 viven alrededor de 200 mil personas. Los que trabajan de “cartoneros” son casi 100 mil y el número crece. El gobierno de CABA anuncia una insólita iniciativa contra quienes "revuelven la basura". Les secuestran los carros y les advierten que aplicarán multas de $900.000 a quienes no contribuyan con "el orden y la limpieza".

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En la Villa 31 viven alrededor de 200 mil personas. Los que trabajan de “cartoneros” son más de 100 mil y el número crece. Cualquiera podría decir que es un “colectivo” importante que ante la profunda crisis económica que vive el país, encontró una forma de “sobrevivir”.
Los “carreros” juntan cartones, papel, metales, plástico que luego venden en las chatarrerías. También ropa y comida para consumo personal. Muchos de ellos no tienen carro propio por lo que deben alquilarlo.
Cada vez se suman más personas que se caen del sistema y se hacen cartoneros. Este fenómeno se comenzó a ver con la crisis del 2000 y se ha profundizado desde hace 15 años.
En medio de la crisis que obliga a familias enteras a trabajar como “recicladores urbanos”, un medio publica la noticia del gobierno de la Ciudad:
“Contenedores, multas y cinismo”: En TN dicen que vivir entre la basura está de “moda”.
El gobierno de Jorge Macri criminaliza la pobreza y en los medios aliados hablan de “moda” en vez de necesidad.
Laura Alonso, anticipó que el GCBA cobrará “hasta 900 mil pesos” de multa a quienes revuelvan la basura.
La vocera del jefe de Gobierno porteño se sumó a la insólita iniciativa contra quienes revuelven la basura y adelantó que aplicarán fuertes multas a quienes no contribuyan con el orden y la limpieza.
Un vecino dice: “Se quiere mostrar un parque que está ordenado, sin gente, pero quieren esconder la necesidad”.
Mientras tanto la Patrulla Municipal persigue, cachea, golpea a la gente de la calle y a los cartoneros.
Lo que quieren los políticos argentinos es que las ciudades estén ordenadas y así esconder la realidad y las necesidades de la gente.
Hoy miles de jubilados y familias de clase media salen a vender a las plazas o ferias lo que producen para llegar a fin de mes, pero llegan los policías con sus cachiporras como si amedrentarlos trajera algo de orden.
TLN Denuncia fue a la Villa 31 a conversar con varias personas que trabajan de cartoneros y les han sido “secuestrados” sus carros.
Le secuestran el carro a un jubilado y dice:
“Bueno compañeros, les agradezco por estar conmigo en este momento. Me acongoja mucho la situación no solo por mí, por todos, porque nosotros somos familias y tenemos familias cada uno atrás de nuestras espaldas. Como le dije al señor que me secuestró el carro ¿qué opinás de tu trabajo? Y el tipo agachó la mirada. Le digo: ¿porque sabés que pasa? “Vos sos argentino y yo también soy argentino”.
Mónica siempre vivió en la villa. Cuando era una nena abría la puerta de los taxis y su mamá era cartonera. Hoy tiene 52 años y alquila una pieza sin baño ni cocina por 180 mil pesos por mes.
“Hay muchas familias que dependen del cartoneo. Nosotros comemos gracias a un comedor. A una le da impotencia la realidad que se vive, pero no queda otra”.
“No es que no haya cartón, ya no está permitido con el tema de que tenés que pagar 900 mil pesos. ¿De a dónde podría pagar una multa? ¡Si vivimos el día a día! A veces sacamos para comer. ¡A veces no sacamos nada! A mi me secuestraron mi carro”.
“El pobre nunca va a dejar de existir”.
Mientras tanto María Eugenia Villarruel twittea que está buscando trabajo en el sector privado ya que no se presenta a ningún cargo público porque elige no ceder a sus convicciones.
El 10 de diciembre me quedé sin trabajo. Goberné, fui diputada, firmé y redacté leyes, tomé decisiones. Pero esta vez decidí no asumir ningún cargo porque elegí no ceder más a mis convicciones.
…Eso significa que tengo que salir a buscar trabajo en el sector privado.
Mientras Vidal busca trabajo en el sector privado, no solo Mónica alquila una habitación por 180 mil pesos. Un precio que no está tan alejado de un alquiler formal. El problema es que, al no poder demostrar sus ingresos, los cartoneros y otras personas que no tienen trabajo formal quedan afuera del sistema.
Otro cartonero nos muestra la multa que le hicieron cuando le sacaron su carro. “Acá todos somos carreros, cartoneros y a la mayoría nos sacaron los carros acá. Este papel nos dan cuando nos secuestran el carro. ¡una multa! Y nos dicen: “si te gusta revisar la basura! ¿y a quién le gusta revisar la basura? Y si te quejás de más vas preso y te hacen una contravención. ¡Nosotros no queremos ser ricos!”.
Muchos de los vecinos dependen de la comida de un comedor ubicado en la villa. Lo que pueden sacar en un día no les alcanza para comer. Ninguno se siente orgulloso por eso.
Ojalá fuera como dice el presidente y vayamos para adelante, pero en el mientras tanto ¿qué hacemos?
La fila del hambre
Una trabajadora del comedor dice:
“Nosotros cocinamos una vez a la semana, cuando tenemos carne, pollo, fideos. A veces no tenemos y salimos a buscar para los chicos de la calle. También vienen familias y docentes. Llega bastante gente que antes no venía. A veces no tenemos para hacer y tenemos vergüenza de decir no hay, pero tenemos que decirlo”.
Mientras TLN Denuncia acompaña a la gente del comedor, la olla se vacía, no queda más comida, pero queda mucha gente en la fila que no va a poder comer. Es terrible ver las caras de las personas que llegan y ven la olla sin comida.
En la fila del comedor hay gente que lo está pasando muy mal. Niños, gente grande, desocupados. Hay una señora a quien los narcos le sacaron los ojos porque denunció algo que “vio” en la zona.
La pobreza, la vulnerabilidad y el horror están todos concentrados en la fila del hambre.
Se acercan las elecciones. ¿Existe algo que un político le pueda prometer a estas personas? Ya no creen en nada.