El hambre tiene dueños. Y hay que buscarlos en los empresarios que ganan fortunas y que aún así suben sus precios, sabiendo que hoy la gente la pasa mal. ¿Sabés dónde están? Sencillo, tenés que fijarte en los socios de AEA, la Asociación Empresaria Argentina. Ahí están los principales responsables. No aceptan reglas, no aceptan límites, no aceptan diálogo. Se plantan sobre sus fortunas y siguen castigando a los que menos tienen. Alguna vez Majul supo hablar de estos tipos. Antes de que terminara trabajando para ellos... Te invito a conocer a los tipos que se niegan a firmar un acuerdo de precios.

El mecanismo les funciona bien. Hacen lo que se les da la gana. Avanzan, avanzan y avanzan sobre el mercado, sobre las reservas nacionales, sobre las instituciones, y sobre todo sobre el bolsillo de la gente.

Son expertos en esto de apretar gobiernos. Saben perfectamente cómo se juega. Calladitos, tranquilos, pero voraces.

Son los muchachos nucleados en la Asociación Empresaria Argentina, la AEA, que siempre opinan como grandes patriotas, pero la fugan como grandes mercenarios.

Es así, por duro que suene. Por eso te decía que son voraces.

Y te voy a dar una simple razón, para que lo entiendas. ¿Te acordás de que durante los últimos dos años del gobierno de Macri, la empresa ARCOR tuvo balances en rojo por primera vez en décadas? Y sin embargo siguieron apoyando a Cambiemos. ¿Por qué razón creés que es así? Sencillo. Porque lo que a ellos les interesa es tener un gobierno que les permita fugar las ganancias, o dedicarse a la "formación de activos en el extranjero", como dicen tan elegantemente. Faltó agregarle "sobre suave colchón de verduras de hojas verdes" y estaba completo.

Y ahí los tenés de nuevo. A los Pagani, de Arcor, a los Pérez Companc, de Molinos Río de la Plata, plantándose de manos y resistiéndose a través del muñeco que pusieron a defender sus fortunas, Daniel Funes de Rioja (que alguien me explique cómo es que este muchacho logró ser elegido al frente de la Unión Industrial Argentina). Y te amenazan con desabastecer las góndolas si es que alguien osa meterse con ellos. Si eso no es mafia…

Es que los dueños de la Argentina son así. Son tan enemigos de la gente, son tan enemigos de los trabajadores y de los sindicatos, que se armaron ellos mismos ese sindicato de empresarios pistoleros que se dan el lujo de elegir cuáles leyes cumplir y cuáles no. Básicamente como lo que acaba de hacer Macri con su llamado a indagatoria.

Y encima son tan pícaros que sumaron a esa claque a los dueños de los dos medios de comunicación más grandes del país: Clarín y La Nación, encima ahora esta última en manos de Macri.

Así no hay relato que resista.

Entonces desde sus medios te hablan de que el gobierno avanza contra las empresas, y que el congelamiento es ilegal, y que no sirve para nada, y que no tienen derecho a controlar los precios ni los márgenes de ganancias de las empresas.

Ayer los veía. Los muchachos de LN+ defendiendo a muerte esta supuesta "libertad empresaria", que no es otra cosa que la licencia para remarcar como se les antoje, muy pero muy por encima de lo que marca la inflación. Simplemente por cuestiones de mercado.

Por eso yo no puedo dejar de recordar un valioso libro escrito en 1992 por Luis Majul, cuando todavía se dedicaba al periodismo. Mirá este título, mirá esta portada.

Los dueños de la Argentina no quieren que nadie les ponga reglas

"Una muestra contundente de cómo el capitalismo prebendario convive con el capitalismo de riesgo en la Argentina", describía el propio Majul al presentar su obra. Mirá lo que son las vueltas: terminó trabajando para uno de esos dueños de la Argentina al que le dedicó un capítulo entero. Prueba más categórica de las verdades que denunciaba creo que me va a costar conseguir.

Hoy los dueños de la Argentina no quieren moverse un milímetro.  No les estaban pidiendo que pongan un mango. Les pedían simplemente que dejen de ganar tanto pero tanto dinero en un país en el que la gente la está pasando verdaderamente mal.

Pero ni así, che. Los trajeados integrantes de la AEA parecen decididos y firmes a seguir estrujando a esta Argentina, tan fecunda y tan pobre a la vez, que no deja de darles ganancias, pero que no logra hacer nada para que la gente deje de pasarla tan mal.

Al fin y al cabo, creo que es cierto esto que leí esta mañana por ahí:

“En Argentina varios tenían miedo de que los pobres saquearan los supermercados. Pero al final los supermercados terminaron saqueando a los pobres”.