La gravedad de un problema puede dimensionarse a través de la capacidad que se tenga para dar respuesta. Definitivamente no es el único criterio, pero es un punto de partida. A su vez, la capacidad de respuesta está estrechamente ligada a los recursos que se dispongan, materiales o no.

En esta clave, ¿cómo podría pensarse la crisis mundial? ¿cómo dimensionar el impacto que tendrá en nuestro país respecto a otros? ¿cómo comprender las medidas que toma el gobierno argentino en nuestro propio contexto y de acuerdo a nuestros propios recursos?

De esta manera, podría decirse que la situación es la misma para todos los países afectados, pero a largo plazo el problema no tiene las mismas consecuencias para todos.

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¿Cómo puede ser que Alemania, que tiene más de 70 mil infectados, no haya decretado el aislamiento total obligatorio, mientras que en Argentina se decretó con menos de un centenar?

Esto no quiere decir que en el país europeo se soslaye la importancia del problema, como sí se lo hizo en otros lados, ni que Argentina haya sobredimensionado el problema. Parte de la respuesta tiene que ver con los recursos que dispone cada uno.

Para empezar, los sistemas de salud: Alemania dispone de muchos más respiradores por habitantes que nuestro país. De hecho, se permite solidarizarse con los italianos y franceses que no puedan ser atendidos por sus estados.

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Así puede comprenderse que, para evitar un colapso en los hospitales y tener más cantidad de fallecimientos por la imposibilidad de brindar asistencia, Argentina haya tenido que tomar la decisión con mucha mayor antelación.

En comparación con otros países de la región que tienen sistemas de salud similares, como Chile o Brasil, la postergación del aislamiento para disminuir la curva de contagios es decididamente un error.

¿Cómo hizo Corea del Sur para resolver el problema sin cuarentena? De vuelta, sus recursos. La sociedad asiática profesa un respeto por la norma articulado con el estrictísimo control estatal a través de un sistema de vigilancia de alta tecnología.

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Si atendemos a los recursos económicos con los que cuentan los principales países afectados, se termina de comprender todavía más la necesidad de las medidas del aislamiento en Argentina. Las diferencias son abrumadoras.

Mientras Alemania o Estados Unidos pueden comprometer más del 20% del PBI en medidas para mitigar las consecuencias sanitarias y económicas del problema, el paquete anunciado hasta ahora por Alberto Fernández tendrá un impacto cercano al 2% de nuestro PBI.

Sin llegar a aquellos niveles, Francia y España anunciaron medidas que significaran cientos de miles de millones de euros.

Entonces, la medida del aislamiento social preventivo y obligatorio también apunta a disminuir la cantidad de contagios total. Aunque tenga una tasa de mortalidad baja, mayor cantidad de contagios significa mayor cantidad de recursos a disposición.

Esto no intenta exagerar el problema, plantearse como una crítica o infundir el pánico. Al contrario, es un intento de comprender las diferencias entre los distintos abordajes del problema a nivel mundial de acuerdo a los recursos y capacidad de cada estado, comparando con las principales potencias mundiales.

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De esta manera se puede entender la dimensión particular que adquiere la situación en nuestro país en particular de acuerdo a nuestro contexto y circunstancias propias.

Sin embargo, hay un punto crucial en el cual todo este criterio de evaluar en relación encuentra un límite: las vidas perdidas. Este es un punto absoluto que no admite comparaciones de tipo relativas.

En este sentido, sin dudas el más importante de todos, una vida argentina vale tanto como una vida alemana y cualquier decisión en la dirección de minimizar las pérdidas será correcta. Fundamentalmente, la capacidad de respuesta depende de los recursos con los que se cuenten, pero más depende de las prioridades y valores.