Fue alto funcionario de Menem. Fue intendente de Córdoba. Fue símbolo de la derecha en Córdoba. Fue ejecutivo en las empresas de Macri. Lo condenó la justicia por un hecho de corrupción. La Corte le confirmó la sentencia y por eso lo detuvieron. Pero a la hora de ir en cana, el gobierno de Córdoba le preparó una celda VIP, donde no tiene ningún contacto con el resto de los internos.

Se pasaba buena parte del año en China, atendiendo los negocios de Macri. Ahora se pasa las noches de Bouwer, la más grande y poblada de las cárceles de Córdoba, a pocos kilómetros de la capital provincial.

Eso fue luego de que la Corte Suprema de Justicia confirmara por tres votos contra dos la condena a 3 años y medio de prisión que le había impuesto la Justicia de Córdoba en 2015 por un flagrante hecho de corrupción cuando había sido intendente.

Estamos hablando de Germán Kammerath. El tipo que fue alto funcionario de Menem y que entre otras cosas se encargó de servirle en bandeja al grupo Macri la privatización del Correo Argentino. Y de hacerle pasar como "inversiones" la plata que puso Sideco para despedir personal a mansalva (en esta nota te lo contábamos con detalle).

Estamos hablando también del hombre que fue intendente de la ciudad de Córdoba apoyado por el peronismo de derecha, y que todavía es recordado por una gestión penosa, plagada de desaciertos, negociados, corrupción y desidia.

Estamos hablando del tipo que desde las sombras fue el armador del PRO en Córdoba, hacedor de las candidaturas de personajes que ocuparon u ocupan bancas en el Congreso, como Nicolás Massot, Laura Rodríguez Machado o Soher El Sukaría.

Y también estamos hablando de un hecho ocurrido en 2001. Sí, veinte años después del episodio, recién DOS DÉCADAS DESPUÉS de los hechos, este corrupto fue a prisión.

Era obvio: no habrá celda común para el exintendente de Córdoba condenado por corrupción

ÚTIL Y FUNCIONAL

Pero acá me detengo. Si alguien tenía la esperanza de que fuera a parar a un calabozo, si alguien creía que terminaría compartiendo rancho con El Púa o con Garganta de Lata, mejor que se vaya olvidando.

¿Y entonces dónde está pasando Kammerath sus días de encierro?

Desde el viernes 29 de enero está alojado en el servicio médico del Módulo MD1 de la cárcel de Bouwer. Lejos de los otros detenidos, lejos de los fajineros, ajeno a cualquier tipo de rigor que padecen los más de 5 mil presos alojados en ese complejo.

Precisamente ese viernes llegó a las 5 de la madrugada y le fue asignado este sector totalmente inusual, decisión que no puede haber surgido de ninguna otra oficina por debajo de la del histórico jefe del Servicio Penitenciario de Córdoba, Juan María Bouvier, hombre que ha sido útil y funcional a los gobiernos de la derecha peronista que conduce los destinos de Córdoba desde 1999.

El sector donde está alojado Kammerath es un edificio circular de dos pisos y con patio central. Allí funcionan las salas de visita privada, tanto en planta baja como en el primer piso.

Se accede al trasponer el sector de la guardia de ingreso, doblando a la derecha.

En ese mismo lugar funcionan los locutorios donde los abogados se entrevistan con sus defendidos.

Y a la izquierda del servicio médico, ahora convertido en residencia del exintendente, aparecen algunas dependencias de áreas técnicas, además una "lorera" con la guardia de seguridad.

Era obvio: no habrá celda común para el exintendente de Córdoba condenado por corrupción

APURAN LA DOMICILIARIA

Ni bien la corte bajó el martillo, Kammerath cambió a sus abogados defensores y ahora designó a Darío Vezzaro, ex fiscal general de Córdoba durante el segundo gobierno de De la Sota, y profesional conocedor de los pasillos del poder y de los resortes de las decisiones de la Justicia.

¿Cuál es el plan? Apurar una domiciliaria. El argumento nada original será alegar un delicado estado de salud. Diabetes e hipertensión. Sería escandaloso que se la concedieran por esa vía, cuando la justicia ordinaria de esta provincia ha negado sistemáticamente cualquier contemplación de ese tipo, aún con internos mayores de 70 años, y aún durante lo peor de la pandemia.

Conmovido por el destino de su fiel gestor, Mauricio Macri salió en defensa del reo, durante su reciente paso por Córdoba: “Entiendo que dos jueces dijeron que no correspondía, pero tres que sí. Respeto la sentencia de la Corte Suprema”, aseveró el hombre acusado de espiar a los familiares del ARA San Juan. Aunque inmediatamente agregó que “cuesta saber cuál es la verdad después de 21 años, es mucho tiempo”, poniendo en duda esa sentencia.

Para la Corte no quedaron dudas.

Eso sí, por más culpable que sea, Kammerath todavía no ha pasado ni una noche en las celdas previstas para el resto de los mortales.