Habla por primera vez Verónica Mora, esposa de Juan Pablo Schiavi,  exsecretario de Transporte y uno de los condenados a prisión por la tragedia. Según ella, hay pruebas de que en la causa se cometieron irregularidades y errores.

En la mañana del 22 de febrero de 2012 se produjo el choque del tren de la línea Sarmiento que tuvo como consecuencia la vida de 52 víctimas y más de 700 heridos. Es una de las tragedias ferroviarias más importantes de la historia nuestro país. A 8 años del incidente, hay 21 condenados; 9 de ellos se encuentran cumpliendo penas en prisión.

Las responsabilidades de los funcionarios públicos en el hecho son innegables. No obstante, según Verónica Mora, esposa de Juan Pablo Schiavi, en el proceso del juicio se habrían realizado omisiones y cometido algunas irregularidades que tuvieran como consecuencia la dificultad de poder determinar correctamente las responsabilidades, sin que ello signifique negarlas.

Mirá la entrevista:

Verónica Mora y el abogado de Schiavi alegan por distintas cuestiones. En una primera instancia, cuestionan la destrucción de la prueba de la alcoholemia realizada varias horas luego del choque a Marcos Córdoba, el motormanen donde se constata una elevada presencia de alcohol en sangre.

El lado B de la tragedia de Once

Test de alcohlemia de Marcos Córdoba.

Por otra parte, resaltan la omisión de los resultados de las pericias en donde concluían que los frenos sí estaban funcionando al momento del impacto y que el motorman no accionó los frenos ni respetó el protocolo.

Esto, además, no sólo queda constatado por las filmaciones abordo de la unidad en donde se mostraba que el tren había frenado con anterioridad, sino que el propio juez de la causa, Claudio Bonadio, lo reconoció públicamente.

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En relación a esto último, también mencionan el asesinato de un testigo clave el 10 de febrero de 2013. Se trata de Leonardo Ariel Andrada, el maquinista que entregó la unidad a Marcos Córdoba luego de terminado su recorrido.

Las investigaciones sobre su asesinato determinaron que se trató de un robo, aunque las circunstancias resultaron por demás inusuales: fue acribillado con 4 tiros en la espalda y sólo le sustrajeron un celular viejo, mientras que no le robaron los $1200 que llevaba consigo en el bolsillo. De acuerdo a Mora, otro hecho atemorizante fue que durante el velorio del maquinista irrumpieron en su casa para robar la computadora personal.