La muerte del fiscal Alberto Nisman en enero de 2015 fue siniestramente utilizada por Cambiemos. El relato del supuesto asesinato convenía al macrismo para apuntalar las ideas de corrupción e impunidad en el gobierno de Cristina Fernández. De esta manera, había un gran interés de Mauricio Macri en que el caso se resolviese como un asesinato a cualquier costo. Por esa razón mandó a espiar a la expareja del fiscal para torcer su declaración o evitar que declare. Mirá la investigación de Tomás Méndez.