La crisis argentina lleva muchos años ya: crisis política, deuda, inflación y la lista continúa. El resultado es una pobreza que no deja de crecer. Creímos que no íbamos a volver a vivir el 2001 y durante cierto tiempo nos vanagloriamos de ser un país con muchas deficiencias, pero sin hambre. Todo eso se terminó porque ya hay gente que no puede comer. Y eso es grave, muy grave. Ya no hay lugar para especulación política ni de mercado. Cuando hay hambre, se acaba todo.