"La cárcel es como una ciudad pequeña", ejemplifica el exdirector del Sistema Penitenciario de la provincia de Buenos Aires para explicar que hay una serie de trabajos que se deben realizar para mantener en funcionamiento las instalaciones. 

Desde las tareas de cocina, pasando por los talleres de herrería y carpintería, hasta el mantenimiento de las cloacas. Todas esas actividades son realizadas por los internos y son consideradas tareas laborales. Por lo tanto, un interno recibe una remuneración a cambio, cuenta con aportes y es dependiente del Servicio Penitenciario. 

Pero las situaciones son muy distintas a lo largo de todo el sistema carcelario argentino. 

Un interno del Servicio Penitenciario Federal puede llegar a percibir hasta $80.500, mientras que un interno del Sistema Penitenciario provincial puede percibir cerca de $17.000 por el trabajo de 27 días al mes. 

La comparación del salario de un interno del sistema federal con el SMVM y la jubilación mínima es casi automática y ha sido causa de polémica en los medios de comunicación recientemente. 

"Es una locura, la gente tiene razón en estar enojada. En Argentina tenés que ser delincuente para que te beneficien", expresa con cierta bronca Baque. 

Sin embargo, el acceso a estas oportunidades laborales dentro de las cárceles no es fácil. Es considerado un privilegio y sólo unos pocos presos pueden cubrir los puestos disponibles. La oportunidad laboral forma parte de la función de reinserción social que debe cumplir el Sistema Penitenciario. 

No obstante, a los ojos de Baque, esto no es suficiente y en la práctica no ha demostrado funcionar. Cuando los internos cumplen la condena y quedan en libertad, nadie quiere tomarlos para un puesto laboral y entonces vuelven a delinquir. 

"El sistema no sirve, hay que barajar y dar de nuevo. Yo creo que lo que se viene es algo como lo de Bukele [El Salvador] para combatir el narcotráfico", expresó el exdirector del Sistema Penitenciario y añadió: "El Estado tiene que tener políticas criminales acorde a lo que necesitamos" 

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Guillermó Baqué, exdirector del servicio penitenciario