Los cargamentos de marihuana y cocaína se distribuyen desde Paraguay en barcos, aviones, camiones y automóviles hacia los lugares donde las bandas narco las comercializan para garantizar el transporte pagan coimas a funcionarios policiales y judiciales.

Pedro Juan Caballero es una ciudad del Norte de Paraguay, considerada como el área de plantación y comercialización más grande el mundo.

Allí se abastecen de marihuana las organizaciones criminales de casi todo Sudamérica, especialmente de Brasil y Argentina.

En el primer país, esta droga es, a su vez, el medio de financiación de grandes organizaciones terroristas como el Comando Primeiro Capital y el Comando Vermelho.

En nuestro país es la base de financiamiento de las organizaciones narco, tal como ocurrió con la banda de Los Monos, en Rosario.

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Pero, para que esto ocurra, debe existir connivencia de las fuerzas de seguridad, los políticos y los narcos, tanto en Paraguay como en Argentina.

Las plantaciones de marihuana en Paraguay no están ocultas.

Las toneladas de marihuana se producen en campos de agricultores que arriendan las tierras, por las escasas ganancias que obtienen con la producción de alimentos y, a su vez, son mano de obra para el cultivo.

También trabajarían en estos plantíos prófugos de la Justicia, que escapan desde otros países a Paraguay.

De esta forma se garantizan protección, dinero, vivienda y comida.

Una vez producida la droga, se pone en marcha la maquinaria de connivencias que implica el pago de coimas.

En Paraguay, se paga a la Policía de Narcóticos y a la División de Investigaciones.

La droga puede llegar a la Argentina por aire, tierra o agua.

Por aire, por medio de aviones que hacen vuelos clandestinos desde el Sur paraguayo y largan la carga en campos “alquilados” para ese fin. Los vuelos pueden llegar hasta Santa Fé y Entre Ríos.

Por agua, en contenedores que parten desde el puerto de Pilar por el río Paraná, en embarcaciones que las bajan luego en puertos, o bien, arrojan las bolsas con la droga a “canoeros” que aguardan en la costa del curso de agua.

Y, por tierra, a través de camiones y automóviles donde se esconden los paquetes de marihuana entre las chapas. Para ello, primero, la droga es cruzada desde el Paraguay, almacenada en Misiones, Corrientes o Formosa donde se acondicionan los vehículos que parten hacia el lugar donde está el comprador.

Para asegurar el transporte, los narcos pagan coimas a funcionarios policiales. Y, cuando se descubre el cargamento, generalmente sólo se encausa al transportista y no a los jefes de la organización.

Pero, en este contexto también -tal como quedó en evidencia en la causa Sapucay, de Corrientes- parte de las ganancias de los narcos está destinada al pago de coima a jueces, para así garantizar su impunidad.

Lo grave es que ahora, en Paraguay además de producirse marihuana, se prepara cocaína en grandes cantidades para usar esta misma logística y distribuirla.