De lunes a viernes a las 23 horas, “TLN Denuncia” por Canal 9. De lunes a viernes de 13 a 15 horas, “El Ojo de la Tormenta” por Radio AM 750. Todos los días desde las 16 horas en CRÓNICA TV.

Rubén “Pollo” Sobrero: historia de un sindicalista combativo

Es secretario general de la Unión Ferroviaria. Es el máximo referente del sindicalismo combativo y democrático; además participa en la mesa nacional del Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC). Hoy es un referente icónico del Partido de la Izquierda Socialista.

“La sociedad todavía no tomó conciencia de su fuerza”

Ha pasado por varias luchas a lo largo de la historia; hijo de un delegado metalúrgico, se dedicó a militar y defender la causa.

Dice que este es su mejor momento por el recorrido y la experiencia de los años vividos. Transitó la militancia clandestina en la época del gobierno de facto, el levantamiento carapintada durante la presidencia de Raúl Alfonsín, el indulto a Menem, la pelea para que ENTEL no sea privatizada —donde tuvo su primera representación como delegado general— hasta llegar al ferrocarril y asumir como secretario general.

“Hoy estoy más reflexivo, trabajo más en equipo, estoy en una etapa donde no tengo que gritar y lo veo reflejado en la calle”.

“Debo ser el único sindicalista que camina por la calle y la gente no lo putea y lo saluda”.

Asume que los empresarios no lo quieren, pero lo toma como un halago:

“Que tus enemigos de clase te odien es buenísimo”.

Sus orígenes no han cambiado, dice, y sigue creyendo en lo mismo desde que comenzó su lucha.

“La sociedad todavía no tomó conciencia de su fuerza”

Reflexiona sobre la vuelta a la democracia, ya que en ese momento creía que, recuperando un gobierno elegido por el pueblo, se iban a solucionar todos los problemas.

Su crítica es al sistema capitalista. Considera que está en decadencia y que lleva a la sociedad a esa misma debacle, arrastrando a la destrucción del planeta y a las guerras que estamos viviendo.

“Es absurdo que en un país donde está todo por hacerse nosotros tengamos desocupación y hambre. Un país que alimenta a 400 millones de personas de forma directa o indirecta y no puede alimentar a 40 millones de argentinos”.

Desde una mirada política para nada optimista opina:

“Vamos a terminar en una crisis más profunda que la del 2001 en Argentina. Se comienzan a ver imágenes como la de Nepal, el ministro de Economía corriendo en calzoncillos, quemándole la casa de Gobierno”.

También opina que esto puede ser resultado de la falta de referentes para “canalizar las protestas de la gente”, ya que no hay dirigentes que marquen un rumbo para sostener los reclamos de la población. Tampoco hay partidos políticos que convoquen y, en este momento, la CGT “está totalmente borrada”.

Menciona el malestar en la sociedad y cómo se siente en la gente: Milei fue votado “por la gente pobre, trabajadora, humilde. En el ferrocarril Sarmiento un 35% de los compañeros lo votaron”.

El dirigente manifestó una encendida defensa de Eduardo Belliboni; dijo conocerlo de toda la vida, “es un exferroviario que trabajó en el Roca, milita porque cree en la militancia, no por la plata ni por una mejor condición económica, vive en la casa que le dejó el padre”.

Cree en todos sus compañeros dirigentes y pone “las manos en el fuego por ellos”. Sabe que tiene discusiones políticas y que no están de acuerdo en todas las ideas, pero no siente que lo vayan a traicionar.

Hizo un análisis de la izquierda y de cuáles son sus deseos para la Argentina.

“Queremos un socialismo en democracia; los que tenemos que gobernar son los trabajadores, no los empresarios. Un gobierno basado en asambleas, en discusiones; queremos cambiar el sistema”.

“Queremos una asamblea constituyente, pero no la que quiere la política para cambiarle el collar al perro. Nosotros queremos cambiar al perro”.

Una de las formas que sugiere para poner la plata en las necesidades del pueblo es dejar de pagar la deuda externa, utilizar los recursos naturales al servicio de la población y de los medios de producción.

“La sociedad todavía no tomó conciencia de su fuerza”.

Esto, acuñado a su hipótesis de que los procesos políticos cuando se empiezan a desarrollar no se sabe dónde terminan.

“Históricamente ha pasado en nuestro país que es la clase trabajadora la que transforma los cambios políticos; es la única que tiene todo para ganar y nada para perder”.

“La clase media aporta la materia gris”.

Y para Sobrero motivos sobran para que el pueblo esté unido, sobre todo “el hambre y la desesperanza”.

Volviendo a la política, analiza que todos los partidos responden a los mismos intereses y terminan respondiendo a los mismos patrones. El bucle sería que un partido nos endeuda y el siguiente la paga, “eso es lo que quiere el FMI”.

“La sociedad todavía no tomó conciencia de su fuerza”