El aislamiento no es igual para todos. En Argentina hay 16 millones de personas en situación de pobreza. Las condiciones que disponen estas personas para transitar el período de cuarentena son muy precarias y en muchos casos inhumanas. Mirá la entrevista con Mayra Arena.

Luego de 3 semanas desde que se comenzaron a articular las medidas de aislamiento social, los números parecen empezar a demostrar lentamente la efectividad de las medidas. Hacía falta tiempo para que comprobáramos que las curvas de contagio marcaban tendencias más controladas. Son las noticias más auspiciosas que podríamos esperar.

La cuarentena impulsada en el decreto 297/2020 tiene vigencia hasta el próximo 12 de abril. Sin embargo, desde el gobierno adelantaron que las restricciones se levantarán parcialmente de manera que se reanude la actividad económica.

Desde un punto de vista ideal, y en vistas de que no existe cura por el momento, el aislamiento es la mejor medida posible; pero no es sostenible por mucho más tiempo.

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Ciertamente, las condiciones para someterse a la cuarentena no son las mismas para todos. Aquí es donde se evidencia la marcada y creciente desigualdad estructural de nuestro país en particular y de los demás países de la región en general.

“Latinoamérica no es Europa, en Latinoamérica hay hambre”, Tomás Méndez.

Los números de las últimas mediciones a diciembre del año pasado estipulan que 16 millones de personas en Argentina se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Esto es ciertamente determinando al momento de diseñar políticas públicas sostenibles y también de emergencia.

Las familias en situación de pobreza seguramente no dispondrán de las condiciones físicas, materiales y sociales básicas y necesarias para afrontar un período de aislamiento en la misma medida que otra familia de clase media.

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Esto no sólo en lo que respecta a la provisión de los medios de subsistencia a lo largo del tiempo, sino ya en las mismas condiciones para permanecer adentro de una casa.

“La vivienda en una villa es un espacio de 3x3 o 4x4, si tenés suerte. No hay baño. El espacio es solamente para la cama y una cocina con garrafa”, Mayra Arena.

Mientras un sector de la sociedad pudo elegir, cuestionablemente, transitar la cuarentena en casas de campo en lo que podría considerarse un tiempo de relajación, para las personas en situaciones vulnerables cuyas condiciones de vivienda son muy precarias, el período de aislamiento es una imposición inhumana, sino imposible.

“No tenés tu propia cama, compartís la cama con tus hermanos o es una cama familiar. Es muy difícil que las criaturas permanezcan adentro porque no te podés mover”, Mayra Arena.

En la entrevista con ADN PERIODISMO FEDERAL, Mayra Arena relata con conocimiento las condiciones en las que las familias en situación de pobreza deben hacer frente a las medidas por la crisis. En ese sentido, la estudiante de ciencias políticas hace un pedido de tolerancia y comprensión: no se pueden ponderar de la misma manera distintas circunstancias.

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Sin embargo, la hipocresía y la incomprensión característica de un gran sector de las clases más acomodadas se hace manifiesta en situaciones extremas.

“La vereda se vuelve el espacio común cuando uno vive en una vivienda precaria. Me parece que tenemos que ser tolerantes con eso porque es inhumano estar adentro de cuatro chapas”, Mayra Arena.

Siempre es fácil y conveniente responsabilizar al pobre. Algunos medios de comunicación hegemónicos no tuvieron escrúpulos en filmar las caras de los pobres en las colas para retirar las tarjetas ALIMENTAR, ni para mostrar el rostro de los jubilados en las abarrotadas colas el fin de semana pasado.

¿Qué diferencia hay con las kilométricas colas de autos dirigiéndose a la costa argentina o con aquellos que llenaban varios carros de supermercado? Éstas también fueron mostradas, pero el tratamiento nunca es el mismo. La culpa siempre está del lado de los humildes. La diferencia es la necesidad de un lado y el egoísmo del otro.

“Los argentinos sabemos de salir del pozo”, Mayra Arena.

Finalmente, Arena se cuenta como una gran optimista. Nuestro país está acostumbrado a balancearse entre largos procesos de crisis y breves períodos estables. En nuestra sociedad hay una cierta resistencia, una sólida economía de crisis. Dentro de todo, esta puede ser una oportunidad para saldar la grieta, dice ella.