Los desafíos que tenemos como sociedad ante la situación extrema contra el COVID-19. Leé la editorial de Max Delupi.

Nos hemos detenido casi siempre en la banalidad, en distraernos, en todo lo que suceda rápido. No importa a qué precio, no importa el fondo de la cuestión. Todo debe transcurrir rápido y marcando superioridad con los demás.

Así, nuestra educación, nuestra salud, nuestra justicia, nuestra seguridad, fue entrando en oferta y demanda. Leyes del mercado para los neoliberales y sus políticas de ajuste. Capitalismo humanizado para los supuestos moderados, los de “la política es el arte de lo posible”.

De repente, el mundo detiene la marcha. La naturaleza nos pone a todos en prisión domiciliaria. El acto más justo es el más injusto de todos los actos humanos: aislarse.

Te mandan a cuidarte en un mundo en donde nadie te cuidó nunca. Te avisan en un paquete que el cigarrillo mata, pero lo siguen vendiendo. Te mandan a lavarte las manos en un mundo donde Monsato te rocía con veneno.

Te piden ahora que seas solidario, que ayudes a los demás en una sociedad en donde te enseñaron que el que es pobre es porque quiere y porque no le gusta trabajar.

Nos enseñaron que venimos al mundo todos iguales y que nos vamos todos iguales. Lo que casi nunca te dijeron es que teníamos que vivir todos iguales. A los que se animaron a decirlo, los difamaron, los torturaron, los asesinaron y hasta les robaron sus hijos. Sí, les robaron sus crías como botines de guerra.

Implementaron el #NoTeMetas y ahora nos piden que seamos solidarios. ¿Cómo se desaprende lo aprendido durante siglos en tan sólo una semana? ¿Cómo se hace para ser humano? ¿Dónde está ese manual que habla de la lucha contra la hipocresía?

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Quizás esta guerra sea distinta a la que imaginamos, pero es seguro que en ésta vamos a tener que sacar lo mejor de todos nosotros. Será heroico por nuestra formación, por nuestra incapacidad.

Nos acostumbraron a los finales. En el cine, en la literatura, en la todas las ficciones. Los finales marcaban qué tan buena era una historia. Hoy eso cambió. Hoy lo importante es el comienzo: si el comienzo impacta, vale la pena quedarse.

En la vida real, en esta pandemia mundial, no es distinto. Nadie sabe cuál será el final.

El peor negocio que puede hacer un rico es creer que se puede acumular indefinidamente y pasarle por encima a la naturaleza. Si algo podemos aprender de esto, es que no venimos al mundo todos iguales. Que somos condenados al nacer por hacerlo en una u otra clase social.

Si algo debemos aprender de todo esto es que no morimos todos iguales. Esta pandemia nos puede afectar a todos, es verdad; pero primero se va a llevar a algunos.

¿Te imaginás el trabajo que tenemos por delante? ¿Cómo vamos a decirle ahora a una persona que no le importa que un niño se vaya a dormir con hambre que él se tiene que quedar en su casa? ¿Que no acumule, que sea solidario, que no sirve que se lave las manos si no lo hacemos todos? ¿Que puede matar a otra persona si es portador?

¿Cómo se hace, cómo se explica a un ser vivo que sea humano?