Una de las mayores brechas en nuestra sociedad, quizás la más responsable de la crisis que atraviesa el país actualmente, es entre la clase política y el pueblo. Los políticos, acomodados en el Estado desde hace varias décadas, han perdido el sentido de la realidad y no parecen registrar que en Argentina los salarios están destruidos y hay una pobreza del 50%. En este contexto, algunos dirigentes como Luis Juez se toman para la joda el trabajo de representantes del pueblo en el Congreso. Claro, para él no hay problema porque seguirá cobrando su abultado sueldo, hasta 10 veces más que el de un trabajador promedio. Dan vergüenza.