Para justificarlo nos vendieron todo en un mismo paquete: por un lado, el necesario y justo reconocimiento de nuestros jubilados; por otro, el blanqueo de capitales millonarios sin obligaciones fiscales o judiciales.

Reparación histórica

El 26 de mayo de 2016 el Congreso aprobó la Ley de Reparación Histórica (Ley 27.260). La ley tenía por propósito actualizar los montos de las jubilaciones tras años de malas liquidaciones. Aparte de la actualización, se pagarían retroactivos.

Se estimaba que esta ley ampararía a 2.400.000 beneficiarios.

Dentro del programa de la reparación histórica estaba previsto que los fondos necesarios vinieran de la implementación del conocido de sinceramiento fiscal (Libro II de la Ley 27.260).

Blanqueo histórico

Independientemente de los fines para los que fueran utilizados los fondos percibidos a través del “sinceramiento”, la aplicación de esta ley consiste en el blanqueo de capitales.

De acuerdo a la página derechofacil.gob.ar, el sinceramiento fiscal es “(…) la posibilidad de declarar en la AFIP moneda nacional, moneda extranjera y otros bienes que tenés en el país o en el exterior y que no declaraste antes. Hacer esta declaración te beneficia porque quedás liberado de toda acción civil o penal por violación de la ley tributaria, entre otros beneficios”.

En otras palabras, se les permite a ladrones millonarios poder blanquear dinero y quedar impunes. Por ello se debía pagar una pequeña multa. Además, la ley no obliga a repatriar los fondos en el extranjero.

“Ya no vamos a tener que protegernos ni escondernos”, Mauricio Macri.

La siniestra maniobra para justificar la constitución de un paraíso fiscal de hecho consistía en poner como fin último y superior el resarcimiento de nuestros jubilados. Los usaron de escudo.

Decreto histórico

El 29 de noviembre de 2016, tan sólo 6 meses después de haberse aprobado, el entonces presidente Mauricio Macri modifica por decreto la Ley 27.260, haciendo posible que familiares de funcionarios del gobierno accedan al blanqueo.

Sorprendentemente, en 2018 Gianfranco Macri, hermano del ex presidente, blanqueó 4 millones de dólares en cuentas off-shore. ¿Quién hubiera pensado?

La ausencia de Laura Alonso, entonces al frente de la honorable Oficina de Anticorrupción, no brilla: encandila.

Estafa histórica

Se esperaban entre 20.000 y 30.000 millones de dólares, pero al parecer los ladrones se enternecieron con la causa y para abril del 2017 ya se habían blanqueado 116.000 millones de dólares.

¿Cuánto de este dinero quedó para los jubilados? 11.180 millones de dólares. Según informó ANSES ante la Comisión Bicameral de 2017, ese dinero debía alcanzar para pagar las 2.400.000 reparaciones históricas hasta el 2019.

Sin embargo, hasta agosto del 2019 sólo habían sido homologadas 727.112 jubilaciones. Con lo cual, debería haber alcanzado para más tiempo.

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Desviamiento histórico

El saqueo a los jubilados comenzó en el primer paso: la plata no fue a donde tenía que ir.

Los fondos fueron al ANSES. No obstante, este organismo administra pesos, no dólares. En la generosa conversión de los 11.180 millones de dólares el ANSES recibió cerca de 150.000 millones de pesos, un equivalente a 8 mil millones de dólares. Hay 3 mil millones de dólares que desaparecieron.

“El artículo 3ro, que es el que crea el FGS, obliga taxativamente a que los fondos del blanqueo vayan al FGS. Mínimamente es malversación”. Miguel Fernández Pastor, abogado especialista en seguridad social.

Mirá el video:

Saqueo histórico

En contra de las proyecciones de ANSES en donde estaban contempladas las reparaciones históricas, retroactivos incluidos, la plata, supuestamente, no alcanzó. Desde entonces se echa mano al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que sirve para asegurar a los jubilados. La posibilidad estaba contemplada, pero no debería haber ocurrido así.

En diciembre de 2015, el FGS contaba con 60.179 millones de dólares. En junio de 2019, con 33.000 millones. ¿A dónde se fueron casi 30.000 millones de dólares? Más de la mitad de lo que se le pidió al FMI.

Resultados de lo histórico

Para justificarlo nos vendieron todo en un mismo paquete: por un lado, el necesario y justo reconocimiento de nuestros jubilados; por otro, el blanqueo de capitales millonarios sin obligaciones fiscales o judiciales.

Los fondos percibidos, ni fueron a donde tenían que ir ni alcanzaron para lo que tenían que alcanzar; aún en contra de las proyecciones y de que el número de beneficiarios era significativamente menor.

Para los evasores millonarios, familia Macri incluida, todos los beneficios. Nunca deberán explicar el origen de ese dinero. A los jubilados les desaparecieron 3 mil millones de dólares en una simple operación de conversión (que nunca debería haber ocurrido) y el patrimonio del FGS se redujo en 30.000 millones de dólares.

¿Quién ganó?