Negacionista de la dictadura y detractor de las más elementales medidas anti pandemia, el cantante de cumbia y conductor del programa “Desclasados” por Radio Rivadavia, arremete una y otra vez contra la verdad y el sentido común, confunde fechas, personajes, movimientos, dicursos. Y así, a los machetazos, intenta abrirse espacio en la política y es hoy la gran apuesta de la derecha para perforar las barreras de sentido común y llegar con su discurso al votante del Conurbano. 

Con la mejor escuela del odio, pasando de un tema al otro, de una época a la otra, de un personaje a otro. Confundiendo nombres, cruzando datos sin rigor alguno. Repartiendo mentira y confusión. Así parece que marcha Adrían David Martínez, singular exponente de la movida tropical, conocido popularmente por su seudónimo "El Dipy". Desde su posición avanza a los machetazos para convertirse en una especie profeta de la derecha, incrustado en lo profundo del Conurbano.

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Autopercibido y presentado como un muchacho humilde, de origen pobre, cultiva ese perfil del desclasado que se salió de los cánones esperables para su origen. De hecho, "Los Desclasados" es el nombre del ciclo que le asignaron en la ultraderechista Radio Rivadavia, donde tiene un programa de lunes a viernes para fumigar el aire con el discurso que más les gusta a las clases altas. 

“LOS MILITARES HAN HECHO UN MONTÓN”

Y así como le pasó a Mario Negri, con el supuesto hackeo de su cuenta de Twitter, donde aprovechó para mandar fruta de la más podrida, el miércoles último El Dipy, nacido en 1977, volvió a liberar los demonios al hablar sobre la última dictadura militar, pretendiendo ponerla a la par del kirchnerismo.

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"Los mismos que te hablan de la dictadura, los 30 mil desaparecidos, son los que después bancan a Maduro", expresó. "Los mismos que dicen que los militares son unos hijos de puta, que lo fueron, porque se equivocaron un montón. Han hecho un montón de cosas, pero se equivocaron un montón. Pero son los mismos que te reclaman, las Madres de Plaza de Mayo. Los mismos que te bancan el Nunca Más, pero bancan a (Juan Domingo) Perón, que era milico", continuó.

Quien salió a responderle, con la tranquilidad y la pedagogía que siempre la caracterizó, fue Estela de Carlotto, diciéndole que está "confundido" e invitándolo a dialogar serenamente e incluso a sacarse una foto juntos.

La respuesta del cantante fue aún más violenta, cuando apareció sentado frente a Viviana Canosa en su programa de TV. Hablándole a una foto de Carloto, el cantante disparó: "No la vi tan preocupada, señora, con el genocidio y la dictadura que hay en Formosa", dijo la naciente figura política de Cambiemos. Y luego avanzó más, atacando a la hija desaparecida de Carlotto. "¿Usted se acuerda que tenía una hija que le decían Rita, que asesinó a una estudiante por la espalda?", disparó, como si no quedaran dudas de lo guionado (y de lo perverso) de su personaje. 

Durante el insólito diálogo con la polémica conductora, que lo llenó de elogios y celebró cada una de sus intervenciones, el cantante confundió reiteradas veces a Bonafini con Carlotto, a Chávez con Maduro, a Madres de Plaza de Mayo con Abuelas. Y al momento de desplegar el "grand finale" de su insólita intervención, y teniendo a sus espaldas en pantalla gigante la selfie que el cantante se sacó con Mauricio Macri, El Dipy disparó: "Usted me invitó a que nos saquemos una foto juntos. Discúlpeme, pero yo no me saco fotos con gente que avale la mentira". No le encuentro mejor remate a la escena.

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QUIÉN SE MUEVE POR DETRÁS

Hasta ahí lo anecdótico. La crónica de lo que sucedió. Pero ahora vayamos a la interpretación.

Hace tres años también nos sorprendía la irrupción televisiva de Natacha Jaitt, hasta ese momento una célebre modelo y estrella hot de la televisión. Nadie la tenía, hasta que un día apareció sentada en la mesa de Mirta Legrand, para lanzar una horda de afirmnaciones gravísimas e insólitas, acusando a diversas figuras políticas y sociales de ser partícipes de redes de pedofilia y prostitución. 

Natacha disparaba con su ametralladora mientras el minuto a minuto del rating marcaba picos increíbles. Detrás de escena, una espía de la AFI, Ana Polero, le iba marcando los tiempos a sus intervenciones, le recordaba partes del libreto que traía bien estudiado, le daba señales de avanzar y de esperar. Y todo eso había sido coordinado entre el productor de ese programa, Nacho Viale, y el exfiscal y en ese entonces director de la central de Inteligencia, el fallecido Eduardo Miragaya.

Libreto bien estudiado, personaje mediático, coordinación externa, discursos explosivos. La construcción de un personaje que “se anima” a lanzar declaraciones incómodas y altisonantes. Declaraciones que vienen de alguien de quien jamás se las hubiera esperado. 

CABALLOS DE TROYA

Señores, estamos otra vez ante una de las más elementales estrategias de la derecha. De los impresentables. De los que necesitan un caballo de troya para desembarcar en territorio hostil. De los que necesitan un disfraz para volver a bajar sus mensajes. Porque si los dicen ellos, ya nadie les cree. 

Entonces buscan a un tipo de origen humilde para que repita sus mensajes inconexos, peleados con la verdad, contradictorios, barderos, pero atractivos. Y muy pegadizos.

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Hoy El Dipy, aún con la pretendida frescura de su personaje del Conurbano, aún con la simpleza de su discurso nacido desde La Matanza, aún también con la evidente sobreactuación, es el elegido para perforar las más elementales barreras de la lógica. 

"¿Vieron? Éste es negro como ustedes pero piensa", te dirán las señoras que ponen Radio Rivadavia al mediodía. Pero eso sería lo de menos. 

El problema es que El Dipy es usado como punta de lanza para meterse en el Conurbano, previsiblemente adverso a las políticas y a los políticos de la derecha, territorio hostil a los figurones que se han cansado de atacar a los trabajadores y a las clases bajas. Con sus discursos, pero también con su políticas.

A ellos, la gente del conurbano ya les tiene picado el boleto. Como pasó con María Eugenia Vidal. Pero a los troyanos como El Dipy tal vez le puedan abrir un lugar. Y eso es lo que están buscando los que le escriben los libretos a Adrián David Martínez, más conocido como El Dipy.