Un alto mando de la fuerza encargada de controlar la seguridad de nuestras fronteras, festejó en un grupo de Whatsapp el atentado explosivo del 25 de mayo y pidió que se concrete “la purga”. Por qué razón este hombre de 31 años de servicio no puede seguir siendo parte de esa fuerza. Todos los detalles en esta nota.

Tiene 52 años, es comandante de gendarmería, con 31 años de servicio en la fuerza.

Una foja de servicio sin manchas, tras haber pasado por varios destinos.

Desde el 28 de diciembre de 2020 fue designado como jefe de la Agrupación VII de Salta, un cargo de gran importancia, debido al carácter fronterizo del territorio donde Silvio Omar Collado actúa como máximo responsable de la institución castrense encargada justamente de la seguridad nacional.

Peligroso: El comandante de gendarmería que festeja atentados y pide la purga.

Pero Collado, aún con todos sus ascensos y su insignia de dos soles luciendo en los hombros de su uniforme verde oliva, es para nuestro país y nuestra democracia UN PELIGRO.

¿Por qué decimos esto? De ninguna manera es así porque Collado sea un férreo opositor al gobierno nacional, un hombre que sigue rindiendo honores y pleitesía a la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, a quien todavía le jura obediencia, tal vez nostálgico de los tiempos en los que la derecha gobernaba. No es porque en redes sociales y grupos de Whatsapp abrume todos los días con publicaciones en contra de las autoridades nacionales. 

Peligroso: El comandante de gendarmería que festeja atentados y pide la purga.
Peligroso: El comandante de gendarmería que festeja atentados y pide la purga.
Peligroso: El comandante de gendarmería que festeja atentados y pide la purga.

Si bien no es del todo "institucional" su actitud, ya que no cumple con el mandato del "debido decoro" impuesto a los integrantes de la fuerza de seguridad, y mucho más a la superioridad, no es ése el eje del peligro que implica Collado para la democracia. 

El problema de Collado es mucho más grave y va por otro lado. 

Pero antes de avanzar, quiero que recuerdes esta noticia con la que nos desayunamos el 25 de mayo último. Parece que fue hace una eternidad, pero sucedió hace sólo 14 días en Bahía Blanca, cuando explotó una bomba en el local de La Cámpora, causando sólo daños materiales, pero enviando un mensaje clarísimo.

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Más allá de la barbarie perpetrada, lo preocupante fue un folleto que dejaron en el lugar de los hechos: "LA PURGA. AHORA A CUIDARSE, TRAIDORES. SABEMOS DONDE VIVEN".

El mensaje se leyó como lo que tenía que ser: una advertencia mafiosa, similar a las que durante los oscuros años '70 dejaba la triple AAA o el Comando Libertadores de América, cuando perpetraban sus atentados contra dirigentes sociales y sindicales. Eran épocas de listas negras, terrorismo de Estado, organizaciones infiltradas, todo un oscuro preludio de lo que vendría a partir del 24 de marzo de 1976.

Naturalmente esta acción ocurrida el 25 de mayo en Bahía Blanca, además de disparar una investigación judicial que todavía no ha arribado a nombres concretos, generó el inmediato repudio de casi todos los arcos políticos. Aunque tenues, también los dirigentes de la derecha argentina repudiaron el episodio. O al menos eso transmitieron públicamente.

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Sin embargo el comandante Silvio Collado no pareció pensar lo mismo. Y en el grupo de Whatsapp que comparte con sus amigos de Roque Sánez Peña, el pueblito del Chaco de donde es originario, publicó un mensaje estremecedor.

Peligroso: El comandante de gendarmería que festeja atentados y pide la purga.

Sin eufemismos, el jefe de la Agrupación VII de Salta, encargado de la custodia de nuestras fronteras y como tal de la seguridad del país, festejaba un atentado terrorista y hacía propias las palabras del folleto mafioso que los autores dejaron en el lugar.

Collado es un hombre que cobra un sueldo de la administración pública, posee un arma del Estado y autorización para portarla y para llegado el caso, usarla. 

¿Un hombre que festeja un atentado y un atentado mafioso, está en condiciones de seguir portando un arma que le da el Estado?

¿Un alto mando de Gendarmería, puede seguir en su cargo, si no tiene pudores para mostrar su euforia luego de un atentado y de un mensaje mafioso?

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¿Una bravuconada de ese tipo, es solo el simple ejercicio de la libertad de expresión, o está significando algo más?

Preguntas que me surgen. 

Y respuestas que necesitamos. 

Antes de que sea demasiado tarde.