De los últimos cinco directores gerentes del organismo, tres terminaron con condenas. También hay tres que luego pegaron laburo en la banca privada, haciendo uso y abuso de la información privilegiada que manejaban. Que eso suceda no es casualidad, sino más bien parece parte de un diseño organizativo, demasiado laxo para que los pícaros hagan sus negocios, demasiado estricto para que los países que supervisan no se muevan un renglón de lo que se ordena desde Washington. En esta nota vas a entender por qué, y además vas a conocer la radiografía de los últimos cinco villanos del Fondo.

Tuvo un altísimo cargo en el FMI y pocos años después lo condenaron por fraude en España.

Estuvo al frente del mayor organismo multilateral de créditos, pero se tuvo que ir con escándalo al entablar una relación amorosa con la esposa de otro alto funcionario. 

Ocupó la silla clave en el Fondo, y ni bien la dejó recibió una sentencia por negligencia en su país, donde había sido ministra del también condenado Sarkosy.

No te estoy hablando de figuras menores. Te estoy hablando de Rodrigo Rato, Dominique Strauss-Khan y Christine Lagarde, nada menos que los últimos tres directores gerentes del Fondo Monetario Internacional, el organismo nacido en la posguerra supuestamente para asistir económicamente a los países y garantizar la estabilidad monetaria.

Es ese organismo el aguantadero donde decidió buscar refugio Mauricio Macri en 2018, intentando convencer a sus gobernados de que no era el mismo Fondo de los ‘90, y que los argentinos debíamos enamorarnos de Christine Lagarde. 

Y así fue cómo este organismo multilateral de crédito otorgó el préstamo más grande de su historia a un país cuya economía se derrumbaba inexorablemente, y lo llenó de dólares durante los meses previos a una campaña que terminó en derrota en primera vuelta. 

Y lo peor de todo. Pese a que el gobierno de la derecha argentina no cumplió con las limitaciones que le hubieran impedido utilizar esos dólares para intervenir en el mercado de cambio, el FMI hizo la vista gorda, incumpliendo sus propios estatutos y permitiendo que ese dinero sea fugado en su totalidad, bajo el eufemismo de "formación de activos externos". Lindo nombre para hablar en realidad de choreo, lisa y llanamente.

Por eso cobra más valor el reciente trabajo elaborado por el CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica), que además de analizar las desventuras de este organismo creado en julio de 1944, también recorre los perfiles de las figuras que tuvo al timón.

Pero antes de hacerlo, avanza sobre el diseño del Código de Conducta del FMI, que debiera servir de garantía para que sus máximos responsables no metan la mano en la lata ni cometan delitos. 

El problema es que las sanciones que prevé son mucho más permisivas que los códigos disciplinarios que regulan a los funcionarios de los bancos centrales a los que asiste el Fondo. "El staff del FMI goza de fueros similares a los de diplomáticos extranjeros. Algo así, como una licencia para incumplir las normas éticas en los países que supervisan", sostiene el trabajo firmado por los economistas Guillermo Oglietti y Lisandro Vergara, titulado A Fondo con(tra) Latinoamérica. Las razones que explican el fracaso del FMI en la región.   

"Las autoridades del Fondo no asumen responsabilidad por sus decisiones ni rinden cuentas frente a los ciudadanos afectados", sostiene el trabajo, y cita las conclusiones elaboradas por la especialista Katrina Campbell en un informe para la oficina de evaluación independiente del Fondo, según la cual:

- Carece de disposiciones disciplinarias claras.

- La Junta Ejecutiva no tiene autoridad para disciplinar a un director ejecutivo que haya cometido una mala conducta.

- El Fondo no puede ejercer ninguna autoridad de ejecución “última” sobre los directores ejecutivos por violaciones de los principios éticos.

- Para un director ejecutivo que es elegido, la supervisión de su comportamiento tiene poca fuerza, ya que ese funcionario no puede ser destituido de su cargo antes de que expire su mandato.

- Las políticas del Fondo no requieren que un director ejecutivo renuncie o sea sujeto a acción correctiva ante un hallazgo de mala conducta.

- No parece haber un órgano de Gobierno activo para hacer cumplir la conducta ética entre los directores ejecutivos.

“Es una revelación lamentable -sostienen los autores del informe del CELAG- que esta institución tan poderosa, tan capaz de afectar el bienestar de las familias latinoamericanas, no esté sujeta a las más elementales normas que sancionan a los funcionarios corruptos”.

LA PUERTA QUE GIRA

Pero además hay otra cuestión que la estructura orgánica del Fondo no logra resolver, y es el fenómeno de la llamada puerta giratoria. ¿De qué se trata? De altos funcionarios que dejan el FMI e inmediatamente o al poco tiempo pasan a trabajar para organismos privados o con algún interés en particular, a favor de los cuales podrán hacer valer información o datos confidenciales a los que accedieron por su trabajo en el organismo. 

El problema, según señala CELAG, es que no solo existe gran cantidad de casos de puertas giratorias, con todo lo que eso significa, sino que algunos casos “las conductas de los ejecutivos del FMI han demostrado ser manifiestamente delictivas”.

¿En serio? Muy en serio. 

Pero mejor repasemos. En los últimos 30 años han pasado cinco directores gerentes que estuvieron al timón del FMI. Todos europeos. De esos cinco, tres han recibido condenas de la justicia. Y ya vas a ver el detalle más abajo, cuando recorras las fichas de cada uno de esos “próceres” del capitalismo extremo y de la evangelización del dólar. Los amigos de Macri. 

Y también entre esos cinco, hubo tres que conchabaron rápido en organismos financieros privados, aprovechando la ventajita de conocerle las costillas a la banca pública y privada del todo el continente. 

Para que vos también los conozcas y saques tus conclusiones, vamos a ver cómo se comportaron cada uno de los directivos del Fondo, ese organismo que según la máxima figura de la derecha criolla, simplemente “vino a ayudarnos”.

La sencilla razón por la cual el FMI siempre te va a joder
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Como ves, tantos casos de fraude, corrupción, faltas de ética, delitos y puertas giratorias, no pueden ser una simple casualidad. Es simplemente consecuencia de un “diseño permisivo”, que según los investigadores del CELAG, “contrasta con las exigencias de buena gobernanza y anticorrupción que el FMI les exige a los países que supervisa y con el riesgo que implica depositar tanto poder en un staff sin control”.

Estos son los tipos que “no vinieron a hacer negocios con Argentina, sino a ayudarnos”, según todavía insiste un expresidente, que mientras la economía se derrumbaba, a las 7 de la tarde apagaba el celu y se sumergía en sus maratones de Netflix.