El financista sale de prisión preventiva el 13 abril de 2016, luego de declarar como arrepentido ante Sebastián Casanello. Las circunstancias de su salida son, cuanto menos, turbias.

El 23 de marzo de ese año el Tribunal Federal N°1 de la Plata, con el juez Carlos Rozanski como presidente, había extendido la prisión preventiva por 6 meses más. Había sido decidido por unanimidad. En palabras del magistrado, era imposible pedir la excarcelación. Además, hasta se había fijado la fecha de debate. Es decir, se iba a juicio.

Sin embargo, contra toda lógica del derecho, el Ministerio de Justicia, entonces a cargo de Germán Garavano, se expidió alegando que la inclusión de Fariña en el programa de protección de testigos, que no había sido solicitada en relación a esta causa, resultaba inconveniente con la prisión preventiva y que era más fácil si estuviera en libertad.

“Si una prorróga de prisión preventiva es confirmada por la Cámara de Casación, es imposible, al día siguiente, excarcelar a la persona”, Carlos Rozsanski.

El final es conocido: el joven millonario salió, efectivamente, de la prisión preventiva. La pregunta es cómo y quiénes hicieron eso posible si jurídicamente no estaba permitido. Más importante aún, si todavía cabe la insolencia de interrogar, ¿para qué?

El juez Carlos Rozanski, presidente del tribunal y único juez fijo, se toma una licencia de 5 días luego de que se hubiera resuelto la prórroga. 

El gobierno de Mauricio Macri aprovecha esta licencia para desplazar a Rozanski y poner en su lugar a un juez subrogante, Jorge Michelli, que asume la titularidad del tribunal.

En un acto sin precedentes y a pocas horas de haber asumido, Michelli “convence” a los otros dos jueces del tribunal de resolver la excarcelación. Fue la única acción del juez.

“Los jueces que quedaron en el tribunal se desdicen. Ellos mismos habían firmado y redactado la prórroga”, Carlos Rozsanski.

Así fue como salió de la cárcel Jorge Leonardo Fariña. El 28 de junio del mismo año, el joven millonario se reúne con el ministro de justicia en su despacho, según lo declaró él mismo en el juicio oral y a pesar de que el funcionario lo negara.

A los pocos días, voluntariamente pide ampliar la indagatoria para agregar información sobre corrupción en la obra pública y finalmente presenta el famoso escrito el 1° de agosto.

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De acuerdo a dichos del propio juez Rozanski, toda esta maniobra tiene un propósito muy claro: que Fariña declare en los juicios de corrupción relacionados con la Ruta del Dinero K. Por eso había que liberarlo.