Miguel Robles se desempeño como custodio de la seguridad personal de Cristina Fernández en 2011 y habló con Duro de Callar sobre el intento de atentado contra la vicepresidenta.

 Para Robles, lo que sucedió fue un “completo y total desastre”, aunque al oficialismo le cueste asumirlo.

Sin embargo, pasado el peligro inminente del intento de asesinato de Cristina Fernández el pasado 1 de septiembre, el excustodio enfatiza sobre la necesidad de reflexionar acerca de los sistemas de seguridad de los primeros mandatarios.

Según el excustodio, los encargados de la seguridad de la vicepresidenta se parecían más a asistentes que a agentes de seguridad personal. La miraban a ella en vez de mirar a las demás personas.

“Lo otro que no estamos viendo es que los desplazados de la Policía Federal de la custodia vuelven pasado mañana a la comisaria 38 con un montón de secretos de la vicepresidenta de la Nación”, señala Robles.

En consecuencia, Robles opina que se debe constituir una fuerza independiente de las otras 4 fuerzas nacionales, exclusivamente dedicada a la custodia de los representantes políticos.

Los efectivos serían reclutados de las demás fuerzas, pero recibirían un entrenamiento específico.

“La gente cree que la custodia tiene que ver solamente con el cuidado físico de los primeros mandatarios, pero también tiene que ver con la conservación de la integridad de la información que maneja y particularmente de su privacidad”, explica Robles y resalta también que la custodia de los primeros mandatarios es un servicio vitalicio, es decir que conservan la custodia incluso luego de haber terminado sus mandatos.

En este contexto, el excustodio también cree que es indispensable incluir un entrenamiento en habilidades de contrainteligencia.

“¿Cómo es que arriba de la casa de la vicepresidenta había un hostel que le alquila piezas a cualquiera?”, pregunta casi retóricamente el especialista.

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