Fotografía: Sebastián Salguero

Durante el gobierno de Cambiemos, los tentáculos del espionaje ilegal llegaron hasta los límites más osados, como espiar a los jueces que dictaban sentencias opuestas a lo que la derecha esperaba. Cómo lo padeció uno de los jueces más renombrados del país y qué piensa de esta modalidad de hacer política.

“¿Usted piensa que el espionaje era una forma de presionar, digitar o condicionar lo que hacía la justicia?” El que va a responder es Jaime Díaz Gavier, presidente del Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba. El mismo tribunal juez que ya lleva firmadas 14 sentencias condenatorias en juicios contra personajes como Videla, Menéndez, Bussi y decenas de subordinados en cinco provincia, que perpetraron los más graves crímenes de nuestra historia.

“No tengo ninguna duda. El espionaje a los jueces no tiene otro objetivo que el viejo sistema, repugnante y miserable, de los servicios de inteligencia -que encontraron su expresión máxima durante el gobierno de Macri- de crear carpetas que sirvan para presionar a los jueces.

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Díaz Gavier aparece mencionado en una resolución judicial de marzo, donde su nombre surge con los de otros dos jueces sobre los cuales está acreditado que fueron espiados por la AFI del gobierno de Macri. Nunca ni él, ni el otro juez, Julián Falcucci, fueron entrevistados por ninguno de los medios nacionales. Creemos adivinar por qué.

LA EFECTIVIDAD DEL ESPIONAJE COMO POLÍTICA

El espionaje contra este magistrado cordobés se dio con motivo del juicio que se le hizo a César Milani en La Rioja, y se intensificó a partir de la fecha en que se dictó la sentencia, el 9 de agosto de 2019. Eso fue dos días antes de las PASO de 2019, cuando el macrismo sufrió una contundente derrota en todo el país, salvo en Córdoba y CABA, que lo sacó de carrera.

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“En ese momento comienzan a averiguar quiénes son estos jueces, por qué han dictado esta sentencia”, responde el juez víctima del espionaje. “La idea era obviamente armar una carpeta que permitiera empezar a presionar o a perseguir a los jueces que no dictaban resoluciones” que fueran convenientes a sus intereses, reseñó todavía asombrado.

-¿Usted cree que el espionaje es efectivo en los hechos?

-Yo creo francamente que sí, hay que decirlo.

Lo insólito es que jueces como Díaz Gavier, o como Carlos Rosanzky en La Plata, han investigado y condenado aparatos estatales que muchas veces recurrían al espionaje para ejecutar una persecución política. Y ahora, a cuatro décadas de aquellos episodios, terminan siendo víctimas justamente de procederes similares a los que les tocaron juzgar.

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“He sido víctima de una maniobra absolutamente miserable que expresa una degradación institucional que es gravísima. Algo verdaderamente repugnante, de quienes tienen una vocación por el espionaje”, sostuvo el juez, considerando que sería materia de análisis incluso para el campo de la psicología al considerar que “rebela una pulsión enfermiza”.

No obstante, en el capo de lo político y lo judicial, para Díaz Gavier lo que le tocó sufrir “implica una violación gravísima de la independencia del Poder Judicial y es atentatoria contra la libertad de conciencia de los jueces para dictar sus resoluciones”.

Y aunque parezca increíble, esto pasó en la Argentina gobernada por la derecha.