Experta en el arte del espionaje, la derecha argentina empezó a utilizar el poderoso software israelí Pegasus antes de que Macri llegara al gobierno. Utilizaron esa tecnología en 2015 para pinchar teléfonos de centenares de dirigentes, periodistas y figuras opositoras al gobierno de entonces, para luego echarle la culpa por el episodio a Cristina y a Oscar Parrilli. Hoy Pegasus está siendo cuestionado en todo el mundo, al conocerse que ha sido utilizado de manera desleal en centenares de países para sacar provecho político y controlar a adversarios. En este informe te vas a enterar de lo que encontraron esas primeras pericias y cómo se relaciona con las contrataciones que hizo Cambiemos en 2017 para continuar con esa patológica costumbre de espiar a propios y a ajenos.

Veinte de octubre de 2015. Faltan sólo días para las elecciones generales que ganará Scioli pero luego las perderá. Ha sido un año de terribles operaciones de lawfare, con los fondos buitres asediando al gobierno, poniendo millonadas en grupos y operadores opositores, jugando una batalla a matar o morir en todos los frentes, el interno y el externo. Y nada hace pensar que se hayan calmado las operaciones.

La jornada amanece, cuándo no, con una tapa brutal de Clarín, a cinco columnas: "Denuncian espionaje contra jueces, políticos y periodistas". Esta sí que es la última carta antes de las elecciones. El objetivo: impedir a toda costa que Daniel Scioli gane en primera vuelta. Spoiler: lo lograrán. 

La bajada del titular de Clarín asegura que los hechos involucran a la SIDE y al Ejército. Las autoras de la terrible denuncia son dos mujeres: Patricia Bullrich y Laura Alonso.

Ese día la noticia dominaría la escena. Al día siguiente sería replicada por todos los diarios, mientras las dos autoras de la denuncia ahora aportaban un listado de 11 páginas, detallando los nombres de las personas a las que se les había intervenido el teléfono.

El listado era pavoroso, "tan abarcativo como heterogéneo", detallaba el diario El Cronista. "Incluye desde la modelo Luli Salazar, que aparece junto a Martín Redrado, hasta la presidenta del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble, los principales directivos del grupo de medios, como Héctor Magnetto, Lucio Pagliaro, Héctor Aranda, entre otros".

Había de todo: dirigentes sindicales, periodistas de Clarín y de TN. También de La Nación, obvio. Se extendería a cuatro miembros de la Corte Suprema, toda la familia Stiuso, la ex mujer de Nisman, dirigentes del radicalismo y de la izquierda. 

Por supuesto, también del PRO, y una larguísima lista, aunque con una constante: todos eran presumiblemente críticos a Cristina Fernández de Kirchner. 

¿Jugada magistral de Cambiemos? Claro que sí, y ya vas a entender por qué.

Sin dudas era un verdadero escándalo. Que a días de una elección tan importante, se denunciara con este grado de detalles que una gran cantidad de figuras y dirigentes de la oposición o al menos no afines al gobierno de CFK hubieran sido espiados constituía sin dudas una acusación muy grave.

Antes de seguir, vamos con una pregunta fundamental: ¿Era cierto que habían sido intervenidos todos esos teléfonos? La respuesta es sí, pero la nueva pregunta sería ¿quiénes lo habían hecho? Ya lo vas a conocer.

Sorprendido, el gobierno de aquel entonces salió a negar todo, en la voz de Oscar Parrilli, quien por entonces era el director de la AFI. "Pueden hablar tranquilos por teléfono que nosotros no los escuchamos", salió a decir.

La causa recayó inicialmente en el juez Sebastián Casanello y luego pasó a Marcelo Martínez de Giorgi, del Juzgado Criminal y Correccional N° 7 de Comodoro Py.

Lo que se hizo fue recurrir a la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, la hoy desaparecida AFTIC, para que junto a la UTN encaminaran una pericia sobre el listado de números telefónicos denunciados, "con el fin de detectar si dichas líneas se encuentran interceptadas digitalmente". 

La pericia se hizo. Llevó tiempo, pero se hizo. ¿Qué se encontró?

El que responde a esta pregunta es Ariel Garbarz, quien participó por la UTN, utilizando el software DBA desarrollado en esa casa de altos estudios.

"Encontramos que esos teléfonos efectivamente estaban infectados con el Pegasus", respondió ante la consulta de ADN. "Nosotros lo veníamos detectando no solamente ante órdenes judiciales, sino que, en 2015, antes de que Casanello nos ordenase esa pericia, ya lo habíamos detectado en otras experiencias que veníamos haciendo en la UTN, incluso a partir de denuncias a nivel internacional. Ya se hablaba del Pegasus".

LA BOMBA PEGASUS

¿Pegasus dijo? Hagamos entonces una pausa. Este fin de semana pareció estallar -o más bien volver a estallar- el escándalo del Pegasus. ¿De qué se trata? Es un software espía desarrollado en Israel por la empresa NSO que trabaja para la Mossad.

Funciona como un virus que se instala en los teléfonos celulares y permite la activación remota de la cámara y el micrófono sin intervención alguna de la víctima, es decir, el poseedor del celular. También toma registro del GPS, con lo cual permite rastrear la ubicación presente y pasada de la víctima.

Además, posibilita la captura de pantallas, de modo tal que, si bien no logra interceptar las comunicaciones cifradas entre un punto y el otro, sí permite tomar registro de las conversaciones a partir de hacer fotos de pantalla. Operativamente el resultado es el mismo.

La empresa NSO Group Technologies asegura que su software es utilizado por la Mossad y por las fuerzas de seguridad de diferentes países, para interceptar comunicaciones en teléfonos de grupos terroristas. No obstante, aunque el fundador y gerente de la empresa israelí, Shalev Hulio, dijo recientemente que solo venden Pegasus “para evitar el crimen y el terror”, mucha gente sospecha que a menudo se cometen excesos.

¿Era Pegasus lo que encontraron en las pericias sobre aquella lista presentada por Bullrich y Laura Alonso? "Sí, era Pegasus, en la versión 1.0", responde Garbarz.

La versión 1.0, si bien podía cumplir con todas las tareas que describíamos, tenía una seria limitante. "Para activarse, necesitaba que el usuario le diera click a un enlace engañoso que se le enviaba", dice el especialista.

Esa fue la versión que llegó a manos de Patricia Bullrich. Recordemos que la exdiputada y luego ministra de Seguridad tiene una estrecha relación con la Mossad y con el gobierno de Israel a través de su esposo Guillermo Yanco, que es socio de Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí y eslabón clave para la compra de material militar a ese país.

Eso fue en pleno 2015, aquel tumultuoso año que comenzó con la muerte de un fiscal en su departamento y terminó con Macri calzándose la banda presidencial mientras huían de la cárcel y a campo abierto los condenados por el triple crimen de General Rodríguez. Entre medio, las denuncias por el Plan Qunita, las del Fútbol para Todos, la causa Memorándum, el Dólar Futuro, la Morsa, Fariña y todo el interminable e inagotable circo judicial y mediático con el que la derecha finalmente logró llegar a poder mediante los votos por primera vez en la historia.

Para que no queden dudas, Garbarz las termina de alejar con su explicación. "El macrismo empezó haciendo espionaje con el Pegasus antes de ser gobierno. El primer listado lo presenta a la justicia Patricia Bullrich con Laura Alonso, con el detalle de los teléfonos que ellos mismos estaban pinchando, pero denunciaban que estaban siendo víctimas". Recordemos que quien habla no es nada menos que el técnico que condujo las pericias encomendadas por Casanello.

Sólo algunos meses más tarde, en enero de 2016, ya con Macri en Casa Rosada y con la causa en el juzgado de Martínez de Giorgis, se volvió a pedir una nueva pericia, y otra vez se volvió a detectar el mismo software malicioso.

ESPIONAJE 3.0

Pero hasta ese momento hablábamos de un software espía cuya aplicación dependía de que fuera engañado el usuario. Dos años más tarde, la misma firma israelí NSO desarrolló la versión 3.0 de su programa Pegasus, que fue adquirida por la derecha argentina en 2017. ¿Qué diferencias tenía con la originaria? "Una que es absoluta -responde Garbarz-. En la versión 3.0 se puede infectar un celular sin necesidad de que la víctima haga click en ningún enlace".

Durante la visita del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu a la Argentina, el 11 de septiembre de 2017, en la misma comitiva vinieron los CEOs de NSO a negociar directamente con Patricia Bullrich la adquisición del software en su versión renovada. Se firmaron convenios cuya documental apareció en los archivos de la AFI, hoy bajo la intervención de Cristina Caamaño. "Encontraron facturas de compras del software y otra documentación, pero en la AFI no hay nada", detalla Walter Goobar periodista de investigación.

La cuestión es que el software se compró y se pagó. Pero no está. No se sabe quién lo tiene. No se sabe si se lo sigue usando. No se sabe desde donde. Pero las presunciones son graves. 

Durante la última semana, NSO Group Technologies ha estado en la boca de la prensa internacional, al conocerse que había sido utilizado para espiar más de 50 mil cuentas en México, lo que motivó una airada queja de Amnistía Internacional, al señalar que la licenciataria israelí no hace lo suficiente para proteger a los activistas de derechos humanos.

De hecho, se conoció recientemente que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador fue espiado por la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, utilizando Pegasus. Lo mismo sucedió con abogados y familiares de los 43 estudiantes fusilados y desaparecidos en Ayotzinapa.

¡Alto! ¿Espiaron a políticos opositores y a familiares de víctimas? ¿A qué te hace recordar esto?

Yo francamente pensé lo mismo. Los familiares del ARA San Juan, que ya se sabe fueron espiados desde la AFI macrista. Esos lacerantes episodios ya forman parte de una causa que instruye la justicia federal.

"Medios y periodistas dieron cuenta de que Cambiemos recurrió al armado de causas y de carpetazos para sostener su proyecto. Pero nunca se investigó sobre el arma usada para el delito. Tres jueces lo investigaron y los silenciaron. ¿Se animarán ahora a reactivar el expediente 11571/2015?", se preguntó Garbarz.

Las evidencias parecen abundantes. El escándalo de Pegasus a nivel internacional debería ser motivo suficiente para que la justicia local se anime de una buena vez y le exija a la empresa israelí que brinde información clara sobre los objetivos sobre los cuales fue utilizado este perverso software.

En realidad me corrijo. Perversos fueron los que utilizaron Pegasus.