A esta altura nadie puede dudar que la grieta es un gran negocio para los políticos. Nos mantienen entretenidos con el chicaneo político, con la alternancia democrática del Poder Ejecutivo, pero al final todos terminan haciendo lo mismo: no resuelven los problemas reales del pueblo y vuelan a Estados Unidos a acordar con el Fondo. Mirá el editorial de Tomás Méndez.