Entra y sale del país como quiere. Las causas judiciales le pasan por el costado. No hay juez que se le atreva, y las investigaciones en su contra chocan rápidamente contra un techo de cristal. Mientras tanto, da consejos sobre moral y tilda de "mentirosos" a sus adversarios. Por eso creo que es hora de preguntarse ¿Quiénes son los que le están garantizando impunidad a este forajido? En esta nota intentamos develarlo.

Hay algo que no entiendo. Y que creo que la mayoría de los argentinos no entendemos. 

¿Por qué este tipo sigue vivo? ¿Por qué razón, no importa lo que haga, al tipo no lo van a joder, no le van a pedir explicaciones? ¿Por qué está tan tranquilo? ¿Por qué la Justicia no es un tema que le preocupe? ¿Por qué sigue jugando como si nada hubiera pasado?

Sin dudas que puede haber un sesgo en un análisis así, lo asumo. Pero el lunes por la noche lo veía a Macri, sentado cómodamente en la "sala de entrevistas" de su Quinta los Abrojos, conversando con Joaquín Morales Solá, y animándose a criticar la moralidad del actual presidente por aquella foto en Olivos que nos tuvo locos todo el fin de semana, hasta que nos dimos cuenta que las fotos que realmente nos jodieron fueron otras.

¿Macri hablando de moralidad? ¿Macri hablando del valor de la palabra? ¿Macri acusando a otro de mentir? ¿En serio está pasando esto?

Y acá vienen las preocupaciones. Porque es un dato en sí mismo el hecho de que Macri esté vivo (y digo vivo metafóricamente, por favor, porque nunca falta algún tarado que salga a decir que lo quiero a Macri muerto).

Que Macri siga en juego es un hecho concreto de la política argentina. Porque Macri, lo tenemos claro, no es un fenómeno mediático, no es un fenómeno político. Macri es una expresión cruda de lo que es el poder real.

Que un contrabandista salvado en el último minuto por una Corte Suprema que después se tuvo que ir a su casa porque terminaban todos presos, se haya convertido en presidente, es un dato de la realidad. En serio te lo digo. Estamos hablando de cosas jodidas. De delitos graves que quedaron impunes simplemente por un acuerdo de poder. 

Esos acuerdos nacen varias décadas atrás, pero se cristalizan cuando a Mauricio Macri se le despeja el camino para ingresar a la política. Y lo hizo de la mano del menemismo más tardío y decadente, cuando lo que se estaba preparando era una retirada lo menos gravosa posible para una casta que había endeudado y empobrecido al país mientras prometía viajes a la estratósfera.

Y estos mismos acuerdos se han ido prolongando a lo largo de lo que llevamos del siglo XXI. ¿O acaso ya nos olvidamos de que Macri incursionó en el espionaje ilegal cuando era jefe de gobierno porteño? ¿O acaso también nos olvidamos que se garantizó impunidad tras el incendio de Iron Mountain, donde murieron varios bomberos en un estrago que sólo fue para sepultar los expedientes y archivos que ahí se albergaban?

¿O ya nos olvidamos también sus negociados con las autopistas, con los parques eólicos, con las energéticas? ¿O hace falta que te vuelva a recordar que los Panamá Papers le pasaron por el lado, como si nada, pese a que estaba hasta los moños?

¿Y ahora? Decime con sinceridad ¿Lo ves a Macri preocupado por la investigación del espionaje ilegal durante su gobierno? Y está claro que no dejó muñeco sin espiar. Empezando por los propios y terminando no sabemos por dónde.

¿Entonces por qué a Macri no lo joden? 

Yo te voy a ir dando algunas pistas, pero no te van a gustar. A Macri no lo joden porque es parte de un acuerdo del poder real. Y el poder real también está compuesto, al menos en parte, por el poder institucional que actualmente gobierna ese país, y que lo gobernó también antes de que Cambiemos ganara las elecciones. Te guste o no, la realidad es ésa.

No me gusta spoilear, pero si vos tenés alguna esperanza de que la Justicia le pida explicaciones a Macri por el montaje de un gigantesco aparato de espionaje durante su gobierno, permitime decirte que no la estás viendo.

Y si pensás que la jueza que lleva la causa le va a consultar al expresidente cómo es eso de que encarcelaron a los dueños del principal canal opositor para intentar quedarse con ese activo, permitime recordarte que se te está escapando algo central sobre cómo se manejan las cosas en este país.

Y si creías que había alguna chance de que la famosa mesa judicial, que tanto daño le hizo a la justicia y a la política, y por ende a la democracia argentina, muestre algún avance sobre los verdaderos responsables, te digo que mejor te vayás olvidando.

Porque en esa causa como en tantas otras, ya está fijado un techo de cristal. Tomo prestada esa figura que con tanta precisión usa el feminismo, para demostrarte que la justicia también tiene fijado ese límite más allá del cual no puede avanzar. Hoy ese techo de cristal está en Fabián Pepín Rodríguez Simón. Y él lo sabe y por eso está prófugo. Pero no le pidás más a los jueces. No lo van a hacer. 

Y vos con razón me vas a decir: ¿Pero cómo, si era una mesa judicial tiene varias patas, o tiene varios invitados a esa mesa? Y sí, como te dije: tenés razón. Porque a esa mesa, además de Macri, se sentaban Marcos Peña, José Torello, Pablo Clusellas, Germán Garavano y Gustavo Arribas (director de la AFI). Y a ellos, salvo en el caso de Arribas (y por ahora, muy tímidamente), ni siquiera les han mandado un mail.

El blindaje es categórico, pero además es funcional. Y para que funcione, por amor o por espanto, me temo que de los dos lados de la grieta se lo está validando.