Germán Garavano quedó al borde del procesamiento luego de comprobarse numerosas irregularidades que se cometieron con el programa de testigos protegidos para Alejandro Vanderbroele. La fortuna que se gastó en el hombre cuyo testimonio sirvió para condenar al exvicepresidente.

El tipo pasó de imputado a testigo arrepentido. Se cambió del bando de los supuestamente "malos" al de los aliados estratégicos del gobierno de Cambiemos, cuyo objetivo único era meterlo preso a Boudou.

Ése fue Alejandro Vanderbroele, presentado por los medios como el testaferro de Boudou, el hombre cuyo testimonio resultó clave para la condena del exvicepresidente en la Causa Ciccone.

Su aporte fue fundamental para que aquella causa terminara en condena. Luego sería la Corte la que se encargaría de dejar firme la sentencia, al rechazar la casación con un lacónico artículo 280.

Pero para que Vanderbroele hiciera lo que hizo y declarara lo que declaró, debió mediar la acción invisible de los sótanos de la democracia, incorporándolo al programa de Testigos Protegidos, bajo la promesa de que ante los jueces apuntaría a Boudou.

El problema es que su paso por el programa terminó siendo una colección de arbitrariedades, de gastos injustificados, de cifras récord que no se gastó con ningún otro testigo, de incumplimientos de los requisitos, de agotamiento de los plazos máximos. En definitiva, otra acción manifiestamente corrupta de parte del gobierno de Cambiemos, en este caso ejecutada por el ministro de Justicia Germán Garavano.

Es por esa razón que ayer la fiscal Paloma Ochoa decidió imputarlo bajo las figuras de administración infiel y abuso de autoridad. Junto a él, la acción del Ministerio Público Fiscal también recae sobre Francisco Lagos, ex director del Programa de Protección de Testigos, y sobre el propio Alejandro Vanderbroele, como partícipe necesario.

¿De qué lo imputa la fiscal al exministro?

Son varias cosas. Algunas de ellas muy elementales. Como ser el hecho de que sobrepasó alevosamente el plazo máximo durante el cual un testigo especial puede recibir protección económica. El límite eran 6 meses, pero a Vanderbroele lo mantuvieron hasta que se fueron del gobierno. En total, le pagaron durante dos años, desde el 13 de noviembre de 2017 hasta el 5 de mayo de 2019.

Según informó la propia Dirección del Programa de Protección de Testigos, en Vanderbroele se gastaron 4,5 millones de pesos en ese lapso, el equivalente a 120 mil dólares.

De los 142 testigos protegidos que tuvo la repartición durante ese período, Vanderbroele fue por lejos el que implicó mayores gastos. Los dos que le siguieron en monto estuvieron por debajo de los $2 millones, con lo cual más que duplicó a los que le siguieron.

¿En qué se gastó tanto? El expediente destaca el "suministro de medios económicos para alojamiento, transporte, alimento, comunicación, atención sanitaria, mudanza, reinserción laboral, trámites, sistemas de seguridad, acondicionamiento de vivienda y demás gastos indispensables”. Claro, así yo también me doy vuelta en el aire y me convierto en testigo protegido, tal como hizo este vivo, que durante dos años vivió del pulmón de todos los argentinos.

PETIT HOTEL

El año pasado, el colega Ari Lijalad había publicado que con la firma de Germán Garavano se le habían otorgado $850.000 para que montara un petit hotel en Mendoza, llamado La Masía. Un escándalo por donde se lo mire, ya no sólo era una cifra que se iba de toda escala en comparación con el resto de los testigos, sino que se la habilitaba fuera de los plazos previstos por la ley.

Para la fiscal Paloma Ochoa, Vanderbroele debió haber sido desafectado de este amparo estatal, pero no sólo por el agotamiento de los plazos máximos, sino porque el tipo incumplió varias veces las obligaciones que asumió. Como ser, desplazarse con la custodia asignada, informar de sus movimientos, o no cometer contravenciones.

El 4 de enero de 2018 le mintió al personal de custodia que tenía asignado, para irse solo en su vehículo al centro de Pilar, donde recogió a una misteriosa persona con un portafolio que se subió a su auto, dieron una vuelta manzana y luego se bajó. Todo está debidamente informado y hasta fotografiado.

Vanderbroele luego diría que era su hermano, y que lo había subido para entregarle un dinero y se quejó por haber sido objeto de una requisa. En el propio expediente su custodio se pregunta cómo pudo eso ser verdad, si Vanderbroele no manejaba dinero por estar justamente bajo protección estatal.

En otra ocasión, el 5 de agosto de 2019, su exmujer, Laura Muñoz, denunció que Vanderbroele llegó en su vehículo a devolverle a la hija, manejando en estado de ebriedad, algo que quedó consignado en el legajo.

Si bien por cualquiera de estos episodios debió haber sido inmediatamente desafectado del programa y de sus beneficios, ninguno de los dos mereció el más mínimo tratamiento ni consideración de parte de Garavano y compañía, y jamás si quiera se analizó quitarle el status de protegido (y mimado con $$).

Pero además el testigo se vio beneficiado de gastos insólitos que le hizo pagar al Estado, con la venia del exministro de Macri. Por ejemplo:

- le pusieron dos contadores para que le resolvieran las deudas que tenía con la AFIP y le acomodaran los papeles. Los contadores cobraron 200 mil pesos de honorarios.

- le accedieron al capricho de que pudiera ir a Pilar a pasar año nuevo de 2018 en el domicilio de sus padres. Eso implicó pasajes aéreos ida y vuelta para él y su hija, pero también se destinó dinero para acondicionar la vivienda de los padres, reforzando el sistema de seguridad con cámaras de monitoreo del perímetro y personal de custodia permanente con un vehículo.

- le pagaron 65 mil pesos de cuota alimentaria que le estaba adeudando a su exmujer.

- le pagaron más de 600 mil pesos en pasajes entre Buenos Aires y Mendoza, donde estaba afincado.

En resumidas cuentas, una canilla libre que le dieron al testigo clave y que le implicó al Estado casi 4 millones y medio de pesos. A valores de hoy, estamos hablando de más d 25 millones de pesos.

En el expediente que firma la fiscal Ochoa, le propone un total de 144 pruebas documentales para respaldar lo que ella misma describe en los hechos imputados. Pero además detalla con precisión la absoluta disparidad entre lo gastado en Vanderbroele y en el resto de los testigos protegidos.

Eso sí por más abundancia de pruebas que haya, no te entusiasmes tanto. La causa recayó en el Juzgado Federal N° 11 de Comodoro Py. ¿Quién lo subroga? Julián Ercolini, un eterno amigo de estos muchachos.