SUMARIO: Una foto pesa más que un préstamo millonario fugado. Una contradicción, perturba más que un endeudamiento récord. Un privilegio, corroe más que miles de industrias cerradas. Piden el juicio político de Alberto. Yo no sé si es para tanto. Pero el daño, sabelo, es tremendo.

No, Alberto. No fue un descuido. No fue un error.

No Alberto, nunca debiste haber estado en esa reunión y nunca debiste haberla permitido.

Y no te confundas, Alberto, con los que hoy se preguntan cómo dejaste que saquen esa foto. El problema no es la foto; el problema es el hecho.

Y el problema va a ser, Alberto, no la credibilidad de tu palabra. Eso es lo de menos.

El problema es la credibilidad de la política.

Sé que en realidad es un cumpleaños, una reunión social. Sé que para esa fecha tu propio DNU autorizaba juntadas de hasta 10 personas. Ponele. ¿Se pasaron en tres? Ponele. ¿Y los barbijos? ¿y el distanciamiento? Bueno, ya está.

Es un tema secundario el episodio en sí. Pero no lo es la contradicción.

Porque con la contradicción el daño le es infligido a la política. La bofetada pega sobre los que creemos que la política es la mejor manera de mejorar la realidad, aunque tenga un montón de limitaciones y contramarchas. El problema es pegarte la bofetada a vos mismo.

Después se quejan de los antipolítica

La misma bofetada que se pegó y que nos pegó Macri cuando nos pedía que nos enamoráramos de Christine Lagarde, cuando ambos “enamorados” sabían que se trataba de un currazo para que los amigos de Macri, los del club del WhatsApp, con Vicentín a la cabeza, sacaran toda la guita posible del país, mientras dejaban las cuentas en rojo por cien años.

¿Quién le puede creer a un político que le sonríe enamorado a la artífice de un endeudamiento macabro como el que nos dejó para siempre?

¿Cómo hacemos para confiar otra vez en alguien que llega a presidente prometiendo el fin del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores y luego se los sube? ¿Cómo alguien podría volver a votar por un espacio que prometió pobreza cero y la hizo crecer un 80%? ¿De qué manera se puede volver a pedir el apoyo a la gente que creyó el anuncio de que no iban a devaluar, cuando el dólar pasó de 9,85 a 63 en sólo cuatro años?

Yo sé que estoy poniendo la foto de un cumpleaños al lado de una política de destrucción económica y social de la que nadie sabe cuándo nos vamos a recuperar. Pero ojo: no pretendo con esto comparar una cosa con otra. Vos sabrás perfectamente a cuál asignarle mayor gravedad. “Te lo dejo a tu criterio”, como decía una comprovinciana mía.

Lo que sí comparo es el tema de la mentira.

Lo que sí resalto es el poder destructor de la mentira.

Lo que sí reclamo es la necesidad de dirigentes que de una vez por toda se hagan cargo del puesto que detentan.

Lo que sí lamento es que con esto, desgraciadamente, los cultores de la antipolítica tendrán un poquito más de razón.

Y eso es lo que realmente me jode.