Son un círculo estrecho y poderoso. Administran mejor que nadie sus prebendas. Presionan de modo brutal, pero sin dar la cara. Tienen gente que hace el laburo sucio por ellos. Y están tan pero tan blindados, que jamás vas a encontrar a un político que se anime a criticarlos con nombre y apellido. La tienen atada y administran un estratégico silencio, al que se le obedece de uno y de otro lado de la grieta. Acá los vas a empezar a conocer.

Jaime Campos es un nombre que no te va a sonar demasiado. No pasa nada. Es simplemente un ejecutivo. Es el hombre que pusieron al frente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) para que les cuide sus negocios y sus privilegios. Es el hombre que habla en nombre de los otros. De los poderosos.

Es el que habla en nombre de Paolo Rocca, de Luis Pagani (Arcor), de Alfredo Coto, de Sebastián Bagó, de Cristiano Rattazzi, de Marcos Galperín. Pero en realidad es el hombre que más bien habla por Héctor Magnetto, ese tipo que hace varios años definió mejor que nadie la estructura del poder en Argentina, cuando dijo que el del presidente era un “cargo menor”.

De quiénes (no) hablamos cuando hablamos del “poder real”

Cuando hablamos de “poder real”, cuando hablamos de “poder fáctico”. Cuando hablamos de “el poder detrás del poder”, no tengás dudas de que estamos hablando de estos tipos. La lista es mucho más larga, obvio. Pero la estructura es monolítica. Y se viene manteniendo así desde hace décadas.

Justamente sobre esos tipos es sobre los que no se puede hablar. Vos vas a ver que en los medios te van a decir “el mercado”, “los actores económicos”, “el empresariado”. Pero no van a hablar con nombre y apellido.

Y también vas a ver que los políticos no los mencionan. Ni siquiera cuando los quieren criticar.

  • Te van a decir “los especuladores inmobiliarios”. Pero no te lo van a mencionar a José Cartellone ni a Eduardo Elsztain.
  • Te van a decir “el sector alimenticio”. Pero no van a hablar directamente de Luis Pagani, de Miguel Acevedo (AGD), de Carlos Blaquier o de Carlos Miguens.
  • Te van a decir “los especuladores financieros”. Pero ni ebrios ni dormidos van a hablar de Enrique Cristofani (Grupo Santander), como tampoco te hablaban de Jorge Brito.

¿Seguimos con la lista?

  • Esta me encanta. Van a hablar de los “formadores de precios”, de las “grandes cadenas minoristas”. Pero ningún político te lo va a mencionar a Alfredo Coto o a Federico Braun.

Y te digo más. Si alguno se anima a mencionarlos con nombre y apellido. Si se anima a traerlos a la arena de la discusión. Si osa publicar su nombre y hablar de los beneficios que durante décadas le han arrancado a la sociedad argentina, te aseguro que se le viene todo el establishment de políticos y de periodistas para cortar de cuajo la discusión. ¿No me creés? Acordate lo que le pasó hace poquito a Juan Grabois, cuando habló de los beneficios que el Estado le dio, le daba y le siguió dando a Marcos Galperín. No fue hace mucho, mirá.

De quiénes (no) hablamos cuando hablamos del “poder real”

Igual yo te estaba contando sobre los eufemismos y sobre los nombres que no se mencionan jamás. Porque estés a favor o en contra, estés en el gobierno o la oposición, de ciertos actores no se habla más que con este tipo de piruetas.

Y te lo digo por experiencia, porque cuando he tenido sentados al frente a dirigentes del actual gobierno, le tiemblan las patitas y la pera cuando les pregunto por “el poder real”. Y te salen con vueltas y vueltas, pero saben que no se pueden meter con esa runfla porque les bajan el pulgar.

  • Hay un sector que no perdona, te lo aseguro. Es el de “las farmacéuticas”. Así le dicen, ¿viste? Entonces te van a hablar de “los grandes laboratorios”, pero jamás te lo van a mencionar a Sebastián Bagó, ni a Marcelo Argüelles (Sidus), ni qué decir a Pablo Roemmers, y la lista podría seguir. Ponen fortunas en los medios. Y en la política (de ambos lados), ni te digo.
  • Cuando hablamos de “el campo” esta situación se repite. No te lo van a mencionar a Mariano Bosh (Adeccoagro), ni a Luis Etechevehere, ni a los Grobocopatel, ni a tantos otros.
  • ¿Vamos a “el sector energético”? Bueno, acá es para hacerse un picnic, empezando por “el amigo del alma”, el intocable Nicky Caputo, que increíblemente pasó todo el gobierno de la derecha restauradora de privilegios sin que nadie lo hiciera ponerse nervioso. Punta a punta. Tranquilidad total. Pero en ese “sector de la economía”, grandes señores, tenés también a Alejandro Bulgheroni (Panamerican Energy), Luis Pérez Companc (que podría entrar en varias de estos rubros que te estoy contando, porque se dedica a todo), y ni hablar de Marcos Midlin, o al otro amigo de Macri, Joe Lewis, haciéndose el hippy en el Lago Escondido. Y obviamente, il padrino de todos estos muchachos, el eterno e intocable Paolo Rocca.
  • Para el final me guardo los medios. A esos sí se los menciona. Pero los menciona “la militancia”, los tuiteros, algunos periodistas, muy pocos. Y con mucho miedo. Ahí tenemos dos clásicos: Julio César Saguier, de La Nación, empresa que incorporó a Mauricio Macri como accionista. Y obviamente, Héctor Magnetto, timonel del multimedio más grande, que no sólo maneja la agenda periodística sino que también es dueño de las telecomunicaciones, la internet y el cable en Argentina.

Obviamente la lista no está completa. Faltan algunos, aunque no creas que muchos más.

Son ellos, los innombrables. El staff permanente de los hombres que manejaron, manejan, y manejarán el país.

Frente a ellos no hay grieta.

Simplemente un sano, respetuoso y prudencial silencio.