La prolongación de la cuarentena tendrá inevitablemente un impacto en la calidad educativa. Quienes más sufrirán las consecuencias son los más humildes. La educación, que es el principal recurso en la lucha contra la desigualdad, es víctima de la desigualdad estructural y del monopolio que concentra el acceso a los servicios de comunicación, internet y televisión. Mirá la entrevista al ministro de Educación.

Como lo han dicho desde los especialistas del gobierno, el levantamiento de la cuarentena será muy progresivo, siempre y cuando ello no signifique poner en riesgo el resultado del esfuerzo hasta ahora hecho y evitando que el reinicio de las actividades desemboque en un gran brote de contagios.

De esta manera, se sospecha que la asistencia a los establecimientos educativos será una de las últimas actividades en reestablecerse. De acuerdo a lo que indica el ministro, no se puede hacer estimaciones. Se hablaba acerca de la posibilidad de reanudar las clases en aquellas provincias en donde las infecciones estuvieran controladas, pero al parecer esas determinaciones deberán esperar.

El criterio está puesto firmemente en el cuidado de la salud; tanto la propia salud de los estudiantes como el riesgo que significa para la sociedad entera la movilización y aglomeración de tantas personas.

"Hoy tuve una videoconferencia con la ministra de Educación de Italia, ayer con el ministro de Educación de Francia, y ellos tampoco saben cuándo van a volver a las clases", Nicolás Trotta.

La prolongación de esta situación tendrá inevitablemente un impacto en la calidad educativa del país. Nuevamente, quienes más sufrirán las consecuencias son los más humildes. Así, la educación, que es el principal recurso en la lucha contra la desigualdad, es víctima de la desigualdad estructural histórica de nuestro país, acrecentada durante los últimos años.

“Argentina es un país profundamente desigual y eso nos lleva a nosotros a desarrollar una política en distintas dimensiones para poder enfrentar esa desigualdad”, Nicolas Trotta.

Entonces, el desafío se plantea en los términos de garantizar el acceso adecuado y debidamente mediado a la educación. ¿Cómo seguir educando?

El Ministerio de Educación de la Nación ha trabajado en herramientas para responder a los obstáculos. Para continuar con el aprendizaje, se han dispuesto de 14 horas de televisión diarias repartidas en 7 programas de 2 horas agrupados por niveles educativos. Los contenidos se emiten por la Televisión Pública, por Paka-Paka y distintos canales de aire de cada provincia.

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También se producen 7 programas de radio de 1 hora cada uno que se emiten por Radio Nacional y a través de las 47 repetidoras aseguran la cobertura de todo el territorio argentino.

Además, también se habilitó un portal web en donde se nuclean distintos contenidos producidos por el Ministerio de Educación. La navegabilidad de este portal, así como los de las universidades, es gratuita a través de teléfonos celulares gracias a un acuerdo del gobierno con las compañías de servicios celulares. Según datos aportados por el ministro, en la el país hay más celulares que personas, lo que significaría que con esta herramienta se logra obtener un gran alcance.

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Llegados a este punto, la necesidad de la presencia del estado no puede estar sujeta a duda. El estado es quien debe asegurar el acceso a la educación. Sin la presencia del estado, hoy millones de personas estarían totalmente imposibilitadas de continuar con aprendizajes. Complicados y excepcionales, sí.

“Yo a todo mi equipo le digo: ‘ustedes piensen cada herramienta pedagógica para el hogas más humilde en términos económicos y de capital educativo’”, Nicolas Trotta.

Sin embargo, hay condiciones y políticas de gobierno que promueven y facilitan más la presencia, mientras que otras la diluyen o la coartan. Por ejemplo, el plan Conectar Igualdad que puso a disposición de los estudiantes millones de computadoras. ¿Cómo cambiarían las posibilidades de acceso a la educación en estas circunstancias?

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A su vez, el acceso a las herramientas que ahora diseña el gobierno depende, en una primera instancia, del acceso a servicios o herramientas tecnológicas. El servicio de internet en Argentina es provisto casi exclusivamente por una única empresa, la misma que concentra en su cartera al servicio de televisión por cable y servicios de telefonía.

¿Cómo seguir educando en cuarentena, en la desigualdad y con monopolios? Entrevista a Nicolás Trotta

Costo del servicio de Internet en Capital Federal.

De esta manera, el acceso a la educación termina dependiendo de los intereses de un único grupo económico que controla la oferta y los precios a su antojo porque no existe competencia. Ciertamente, los precios son altamente privativos para más de la mitad de la población argentina.

¿Cómo cambiarían las posibilidades de acceso a la educación si el estado regulara la distribución de servicios de comunicación y medios audiovisuales? ¿No consiste en eso la verdadera lucha contra la desigualdad?