Aunque el horizonte parezca un poco más esperanzador, la pandemia no se ha ido. Mientras la población no esté vacuanda, el país no está exento de tener una segunda ola como ocurre ahora en Europa. La situación económica, y en especial la social, siguen siendo críticas. Con una pobreza superior al 40% y tasas de inflación que no ceden, la presencia del Estado es más que necesaria. Hace falta un gesto de la clase política que parece despegada del día a día de la población, para quienes la crisis heredada y la causada por la pandemia siguen asfixiando. Mirá la editorial.