Productores primarios perdieron la mitad de sus cosechas por la sequía: vaticinan aumentos en las góndolas

La falta crisis hídrica en el Norte argentino causa estragos en las chacras, lo que implica pérdidas millonarias en la producción de los principales productos que se cultivan en esa zona del país: yerba mate, té, emprendimientos frutihortícolas, ganadería, la forestación y el tabaco.

Las consecuencias todavía no se pueden medir en términos monetarios directos en las industrias, pero en lo que respecta a costos a futuro, los productores advierten que los consumidores deberán afrontar aumentos en las góndolas, generado por la escasez de los productos.

Estos incrementos serán más notorios en los productos de mayor consumo. Uno de ellos es la yerba mate, que se produce solamente en las provincias de Misiones y Corrientes.

La crisis hídrica generó un impacto negativo en los emprendimientos de 18.000 productores de yerba mate que, por la seca, perdieron más de la mitad de sus plantíos.

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La mayor parte de ellos son familias con escaso volumen de plantación, pero que con las ganancias que obtienen, subsisten.

Otros, son medianos productores que, además de haber perdido parte de sus plantaciones, sienten el impacto del aumento de los costos de producción, principalmente de los combustibles, y los insumos.

La mayor parte de estos emprendedores tienen entre 20 y 50 hectáreas de yerba mate y que cuentan sólo con ese recurso para subsistir.

Es por ello que piden un cambio de criterios del Estado para la distribución de subsidios y recursos económicos destinados a sostener la producción.

Una de las localidades en las que se produce yerba mate es Colonia Liebig, una comunidad fundada por polacos, ucranianos, rusos y criollos que se afincaron en el Norte de Corrientes, en el límite con la ciudad misionera de Apóstoles, conocida como la Capital Nacional de la Yerba Mate.

En esa localidad, Ruben Smichowski continúa con la tradición familiar de trabajar la tierra. Tiene 30 hectáreas en las que cultiva yerba mate y se dedica exclusivamente a esa actividad.

Lo que produce abastece a la Cooperativa Colonia Liebig y con lo que obtiene mantiene a su familia, solventa los gastos de los estudios de sus hijos y adquiere los insumos que necesitan sus chacras.

Este año Rubén enfrenta una crisis hídrica que pone en riesgo no sólo su producción, sino que también su futuro.

Desde hace dos años y medio la región tiene índices hídricos que se ubican por debajo del promedio a raíz de la falta de lluvia. “Las lagunas que están en las chacras se secaron. Por suerte pudieron hacer pozos con retroexcavadoras y hallaron nuevas vetas, pero no sabemos hasta cuándo va a durar el agua”, explicó.

En sus chacras tiene plantíos que fueron establecidos entre 2013 y 2015. Este año sería la primera vez que serían cosechadas las hojas de la planta de yerba. Pero, las temperaturas superiores a los 40° y la falta de agua hicieron que se sequen. “Perdimos el 50% de la producción total”, lamentó.

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Para evitar que la sequía continúe causando perjuicios, se dedica a regar las plantas en las noches y las madrugadas. Para ello carrea el agua en tanques desde lagunas y arroyos, pero el esfuerzo es enorme y genera gastos extras.

Es que una planta pequeña, de un año, necesita por día 6 litros de agua para mantenerse. Una de mayor tamaño -cinco años o más- unos 30 litros.

En una hectárea pueden plantarse un promedio de 3000 ejemplares de yerba mate, lo que implica que se necesitan unos 75.000 litros de agua para regarlas diariamente. Pero, el agua que se obtiene no alcanza y es por ello que aún con regadíos es imposible mantener toda la producción.

La situación perjudica la producción de todos los productos primarios.

Tanto los productores yerbateros y de té están en crisis por la sequía y los incendios que genera “el cambio ambiental” y advirtieron por las consecuencias en la cosecha y la baja producción, ya que se necesita tiempo para volver a plantar desde cero.

Los campos que sufren la crisis hídrica se encuentran en el norte del país y según advirtieron los propietarios “la situación es desesperante”.

En el programa Minuto a Minuto en C5N el periodista Marcelo Burchiski dialogó con un productor yerbatero de Corrientes sobre la crisis hídrica y las consecuencias en la cosecha: “Los efectos de la sequía se verán en 2023 ya que la planta no se recupera y seguro va a repercutir en el precio del producto al consumidor. La ayuda a pequeños productores está llegando, pero la inversión en la plantación ya no se va a recuperar”, sostuvo Rubén Smichowski, quien integra la Cooperativa Liebig.

El daño es irreparable y directamente no se va a cosechar y el pronóstico tampoco ayuda porque febrero también tendrá pocas lluvias. Los organismos públicos como el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) están en contacto con los productores, pero no es suficiente”, agregó.

La situación hídrica puso en riesgo además a los productores de Misiones, cuyos cultivos como el té, yerba mate y tabaco, frutihortícola llegaron a diciembre con menores expectativas de cosecha.