Siempre que se acercan las elecciones, el dólar comienza a hacer sus travesuras y pone nerviosos a los actores de la economía. Con un salto de 14 pesos en lo que va de julio, acumula 8% de suba y enciende algunas luces, mientras tanto, el gobierno se para de manos ante los actores del mercado. ¿Qué puede pasar con la moneda que obsesiona a los argentinos? En esta nota vas a encontrar las respuestas.

Es una fija. Cuando Argentina va entrando en clima preelectoral, el termómetro del dólar vuelve a activarse y comienzan las tensiones. Sí, las peligrosas tensiones cambiarias.

Gobierne quien gobierne, es una fija que se intente inyectar más pesos a la economía real, con lo cual hay más disponibilidad de circulante, y si a eso se le suma la incertidumbre que cualquier elección genera en este país, se termina configurando un ecosistema ideal para que el dólar comience a moverse.

Sobre ese diagnóstico coincide Sergio Chouza, economista consejero del Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional. "Eso es lo que está en el centro de la actual presión cambiaria que estamos presenciando", le confirmó a ADNWEB. 

Sobre ese aspecto, el docente investigador de la UBA señala que  siempre hay "movidas especulativas vinculadas a los tipos de cambio alternativos, sobre las que surgen posibilidades de arbitraje, porque el mercado sabe que el Banco Central va a intentar defender una cotización del dólar".

La batalla por la billetera del Central

Concretamente, la autoridad monetaria parece decidida a defender con uñas y dientes la cotización oficial, sobre la que tiene control directo. Pero también sale a jugar en el mercado de los dólares financieros, básicamente el dólar Bolsa (MEP) y el famoso Contado con Liqui (CCL), "sobre los que tiene control indirecto", según el especialista.

Lo cierto es que se da una dinámica que los economistas ven con absoluta normalidad, pero que los desprevenidos podrían percibir casi como un juego perverso. "Tenés el mercado tratando de sacarle la billetera al Banco Central en lo que pueda", resume Chouza y tiene razón. 

¿Y está bien eso? Ni bien ni mal, es simplemente la manera en que funciona esta dinámica en la realidad. Y en ese entorno, lo que se vé es "todos los días del otro lado de la pantalla al Central invirtiendo parte de las reservas en operaciones en el mercado de bonos", señala, no con el fin de hacerle el negocio a nadie sino para "bajarle un poquito la fiebre a los actores financieros".

CON TODOS LOS FIERROS

En lo que va del año, el fisco apuntó 7500 millones de dólares de superávit comercial. En su mayor proporción son agrodólares, pero también provenientes de otros sectores exportadores que liquidan a tipo de cambio oficial. 

¿Alcanza con eso? El especialista señala que 4 mil millones fueron a reservas y el resto se destinó al pago de vencimientos de deuda y a la compra de dólares para intervenir en el mercado. "Con lo cual seguís teniendo una espalda importante para contener ante cualquier movimiento disruptivo", asegura. 

A ello se suma el hecho de que en el horizonte exportador, si bien ya entraron los dólares de la cosecha gruesa, quedan por delante más liquidaciones de la cosecha fina y otros ingresos del complejo automotor, con lo cual "si bien el superávit va a ser más ajustado, seguirá en números positivos".

Tranquilo nunca te podés quedar. Sobre todo conociendo el paño. Pero da la sensación de que el Central cuenta con todos los fierros necesarios como para copar la parada ante un movimiento especulativo que presione para una devaluación

Aunque claro. Estamos en Argentina. 

Y la batalla por la billetera del Central nunca se puede dar por finalizada.