Alberto Williams, titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías, habló con Duro de Callar y opinó acerca del plan del Ministerio de Economía para bajar los precios de la carne.

A pesar de las medidas destinadas a los pequeños y medianos comercios, como la flexibilización para la inscripción, el acceso al crédito, la exclusión de la recategorización fiscal y la suspensión de obligaciones impositivas, los carniceros cuestionan que el programa vaya a funcionar efectivamente para bajar los precios.

Según Alberto Williams, el abastecimiento de los cortes con precios baratos y controlados, nunca llega a las carnicerías y sólo pueden acceder a estos las grandes cadenas de supermercados.

Esto es así porque las carnicerías de cercanía no tienen acceso a los volúmenes de los grandes frigoríficos exportadores, que liquidan en el país aquello que no logran vender en el exterior.

"Mientras nosotros recibamos carne de un mercado que está libre, que es el mercado de Liniers, vamos a recibir carne cara", explica Williams y argumenta que se trata de una "competencia desleal".

Mientras que en los supermercados pueden encontrarse cortes de asado a partir de los $850, en los comercios de barrio los mismos cortes rondan ya los $2.000.

Esto genera una dramática caída de las ventas para las pequeñas y medianas carnicerías, que ven cómo la clientela deja de consumir en sus locales.

"Hoy las carnicerías están trabajando muy poco. Están vendiendo $150.000 por semana. La gente no entra con el kilo de milanesa a $2.500", expresó Williams con preocupación.

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