Las medidas tomadas por el gobierno intentan atacar el problema de raíz para poder reanudar el consumo con seguridad y previsibilidad lo más pronto posible. Como se pudo ver por las políticas encaradas en los países más afectados por la pandemia, mientras más laxas y demoradas sean las medidas, tanto más persistirá el problema y la caída del consumo.

Consumo en caída libre

Jorge Dutra es empresario del rubro gastronómico. Es dueño de dos importantes e históricos restoranes en la Ciudad de Buenos Aires: El Globo y El Imparcial.

En palabras de Dutra, el impacto en el consumo por el coronavirus se hizo sentir desde mucho antes de la declaración de la cuarentena. La gente había empezado a disminuir sus salidas sociales.

Acostumbrado a una gran clientela y un movimiento fluido en sus negocios, durante los días previos al aislamiento preventivo social y obligatorio casi que no recibía clientes.

“Al golpe ya lo estábamos sintiendo y ya estábamos medio ahogados”, Jorge Dutra.

El Imparcial cuenta con capacidad para 200 cubiertos, mientras que El Globo tiene para 180. El jueves pasado al mediodía sólo habían entrado 3 mesas en cada negocio. A su vez, hacía una semana que uno de los restoranes no abría de noche.

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Como en cualquier otro negocio, Dutra tiene que cubrir gastos. Sólo El Imparcial paga $105.000 de luz por mes y $60.000 de gas. Además, también están el alquiler y los sueldos del personal.

Cortar por lo sano

Por supuesto, el empresario se muestra preocupado por el futuro de su negocio, pero entiende que las medidas adoptadas por el gobierno intentan cuidar y reestablecer el consumo en un mediano plazo.

En efecto, la caída de consumo ya existía por el miedo en la sociedad al contagio, independientemente de las políticas tomadas. La caída en la economía se prolongaría todo lo que se prolongue la amenaza del coronavirus.

“Yo lo aplaudo al presidente: que se haya cerrado todo, que nos quedemos todos en casa y que veamos si en 15 días o en un mes esto se acaba”, Jorge Dutra.

Desde esa perspectiva, Dutra entiende que es mejor actuar pronto y atacar el problema de raíz. Cerrar pronto para poder reanudar con seguridad y previsibilidad cuando todo esto pase.

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De haber sido de otra manera, el consumo hubiera caído lo mismo hasta que el problema desaparezca. Mientras más se tarde en erradicar la amenaza, más se tardará en reestablecer el consumo.

La incertidumbre de las medidas a medio tomar es la peor enemiga del consumo, como ocurrió en las primeras etapas de los contagios en Francia, Italia, España y Estados Unidos.

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